48. Un joven con reservas

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-No quiero ser productivo.- dijo devolviendo su mano al lugar que había ocupado antes.

La respiración de Marco era profunda y suave, relajada. Cerré los ojos y se me vino a la mente el recuerdo de su respiración entrecortada junto al oído, de su cálido aliento y de los sonidos que se le escapaban de la boca cuando...

-Ah, mierda.- suspiré.

-¿Qué?- preguntó.

-Estoy...- me interrumpí frotándome el rostro.

Él debió de reconocer el agobio en mi voz, porque soltó una risa profunda y me hizo voltear la cara en su dirección. Sus labios se entreabrieron cuando le rocé la boca con el pulgar, busqué su mirada y vi los indicios de nerviosismo y anticipación en sus ojos.

El suave vibrar del teléfono móvil me apartó del momento y lo busqué a tientas, pues hacía un rato lo había dejado deslizarse desde mi mano hasta la cama. Lo levanté a la altura de nuestros rostros para que él lo viera, y al hacerlo toda indicación del buen humor en el que había estado se desvaneció.

-Tu padre llamó cuando estabas dormido.- le dije.

-¿Contestaste?- quiso saber, tomando su teléfono y sentándose.

-No.-

Él observó la pantalla iluminada, absorto por unos segundos, hasta que decidió no contestar. Se inclinó en el borde de la cama y dejó su móvil en el piso, junto a la cama; al menos ahora sabía por qué lo había encontrado allí antes. 

Esperé algún comentario de su parte, sin embargo me fue claro que su intención fue hacerme olvidar el asunto con un beso. Puse mi mano en su cara para detener el avance y lo aparté, también sentándome y apoyando mi espalda en el respaldo de la cama. Marco rodó los ojos a modo de queja y se sentó junto a mi.

-No puedo quitarme la sensación de que hay algo...- dije contrariado.

-La relación con mis padres es tensa.- me interrumpió, como adivinando hacia donde iban mis especulaciones.

-No hablabas de ellos como si lo fuera, al menos antes no.- recordé.-Pero desde que nosotros...-

-No, Derek.- dijo alzando una mano y posándola en mi brazo.-Que les haya dicho que soy gay o bi, o lo que sea, no es la razón de que estén molestos; sólo es como... como otra cosa que los ayuda a justificar una molestia que viene desde hace años.- trató de explicar.

-Estás haciendo esto a propósito.-

-¿Qué?-

-Omitiendo información.- precisé poniendo mi mano sobre la suya.-Siento como si...-

-Te preocupas demasiado.- dijo restándole importancia.

-¿Entonces todo está bien?-

-Bien.-

Reí, principalmente porque su respuesta no me gustó y una risa me ayudaba a evitar la mueca de desacuerdo que amenazó con aparecer en mi rostro. Eché mi cabeza hacia atrás y le acaricié los nudillos con el pulgar, quería saber qué estaba pensando y si acaso era algo de lo cual debería preocuparme. Porque sí estaba preocupado, de la misma forma en la que lo había hecho cuando me contó cómo había sido su ultima conversación con sus padres.

-Entonces no te llevas bien con ellos.- resumí.-¿Por qué?- pregunté sin más.

-¿Por qué?- repitió.

-Tiene que haber una razón, ¿fuiste rebelde de adolescente? ¿piensan muy diferente? ¿querían que hicieras algo que no querías? ¿eres insolente? ¿no son buenos padres?- enumeré.

La Primera RupturaKde žijí příběhy. Začni objevovat