XVII. LOS CELOS REINAN

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      Reina del Hielo. ¿Realmente te mentiste, creyendo que puedes amar? No puedes amar. No puedes sentir nada.

      Ella deseó poder decir lo mismo ahora.

      Desde su descubrimiento, no se había ido. Había soñado con el estúpido pelirrojo las últimas tres noches seguidas. Y con la reunión de la A.D. tomando lugar esa misma noche, estaba alterada. Fred y George le enviaban guiños y sonrisas cuando sea que cruzaban miradas, y Nova sabía que ellos habían perdido la razón lo suficiente como para creer que su hermano y ella realmente funcionarían.

      Sentía sus miradas sobre ella mientras se encontraba sentada en la mesa de Slytherin, ignorando la sensación que le provocaban. En su lugar, se concentró en la comida frente a ella. Nova envió un asentimiento como saludo a Zabini cuando él se sentó a su lado, inmediatamente sirviéndose la comida que se encontraba a su alcance.

      —Zabini—, comenzó ella, intentando distraerse de las miradas provenientes de la mesa de Gryffindor —. Me acabo de dar cuenta de algo.

      — ¿Sí?—, respondió despreocupadamente, llevando un montón de huevos revueltos a su boca.

      —Mencionaste que tienes tu ojo en alguien—, señaló Nova, dándole una mirada —. ¿Quién?—, los ojos de Nova atraparon a Astoria Greengrass, que observaba a ambos mientras conversaba con una expresión ingeniosa —. Dijiste que no es Astoria, no mentiste, ¿cierto? ¿Es la hermanita de Greengrass? Ha gustado de ti desde su primer año.

      —Lo sé—, asintió Zabini, alzando y bajando las cejas a Nova mientras tomaba otro bocado de huevos —. Pero te diré algo. Te diré en quién tengo mi ojo si tú me dices quién te gusta.

      Nova no perdió un segundo en responder —. No me gusta nadie, Zabini. Bulstrode perdió la cabeza. Está absolutamente loca.

      —Olvidas que te conozco mejor que Bulstrode. Y que soy el mejor amigo del chico que ha estado enamorado de ti durante los últimos cuatro años. Él nota cosas, ¿sabes?

      Nova había estado lista para defenderse, escupir que no le gustaba nadie, pero la respuesta de Zabini originó un ceño fruncido en su rostro. Malfoy, que estaba sentado al lado de Parkinson y estaba básicamente siendo alimentado por la chica molesta, mantenía su mirada perdida en el espacio con una expresión en blanco. La misma que Nova normalmente tenía. La misma que ella había llevado cuando ellos estaban saliendo. Era la expresión de alguien que no podría estar menos enamorado. Y mientras Nova creía que había sido lo correcto alejarlo y decirle que esté con Parkinson, tal vez solo lo había condenado a una vida sin amor —. ¿Está bien?—, susurró ella, sabiendo que si Malfoy la escuchaba, iba a molestarse porque se preocupara. Zabini suspiró y Nova inmediatamente se encogió ante el sonido —. Zabini, dime la verdad.

      —No, él no está bien, Nova—, contestó Zabini tranquilamente —. El amor de su vida no pudo decirle que lo ama y terminó su relación, solo para emparejarlo con alguien más. ¿Cómo te sentirías tú?

      —No lo sé—, admitió suavemente —. Nunca estuve enamorada.

      Intentó imaginarlo. Quería entender cómo se estaba sintiendo Malfoy. Imagino que estaba saliendo con Weasley (e ignoró el salto que envió a su pulso), y que le admitió lo mucho que le importaba, solo para que él dijera que no sentía lo mismo. Y entonces intentó imaginarse que él intentaba juntarla con uno de sus compañeros, alguien como Dean Thomas o Seamus Finnigan.

      Se sentiría horrible.

      —Yo le hice esto—, no le importaba si Zabini la seguía escuchando, estaba demasiado consumida por la culpa —. No quería lastimarlo.

¹POWER: ron weasley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora