II

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¡El corcho de la botella salió volando mientras los expectantes gritaron en celebración!

Se había apuntado aquella fecha como una celebración que se conmemoraria todos los años, pues era la primera vez que los reconocían en algo importante.

Así pues, ellos decidieron que también tendrían su festejo luego de tal noche exitosa. Ellos, los despreciados, los excluidos, todos aquellos que estaban bajo aquel estereotipo, se habían reunido con la satisfacción de saber que el mundo se estaba dando cuenta de lo importante que eran. Y apesar de las menudencias que les habían dado en aquella premiación, se consideró importante para ellos.

A lo largo de la sala, donde la fiesta había comenzando en un departamento de Miami, Valeria visualizó a Luis hablando animadamente con otra persona. Lo observó detalladamente, mientras él gesticulaba muecas, el otro hombre de cabello rizado y oscuro le grababa con un simple teléfono. Valeria lo siguió escrutando con disimulo, se había dado cuenta que él ya se encontraba acalorado, su camisa blanca ya tenía dos botones desabotonados, también ya se había desecho de su saco negro, y con cierto sentido, su cabello oscuro ya se encontraba esponjado, debido a que la velada sobrepasaba la media noche.

A fuera, en el balcón del departamento, la estrellas se encontraban centellando, pero nunca podrían hacerle competencia a su sonrisa cuando reía a carcajadas.

Oh Valeria, te tenías que enamorar de algo tan prohibido.

Por otro lado, Luis de vez en vez ladeaba la mirada para ver al idiota de Sebastián. Mientras arrugaba la naríz, se debatía si ir a partirle la cara era ya ético, pues ya no estaban en un lugar tan formal.

Respecto a Valeria... a ella ni siquiera le regresaba la mirada.

El ambiente parecía de noche buena apesar de estar en los primeros meses del año. Apesar de eso, habían luces en el balcón, había música, y había gente bebiendo como si estuvieran diciéndole adiós al año, hasta se podía oler la polvora.

—¡Vete a la verga, M....! —dijo J.Z con voz ronca, arrebatándole un cartucho rojo de las manos a M—. ¡Debiste traer uno más grande! —dijo, para luego carcajear y encaminarse junto con su acompañante hacia a fuera para reventar la pólvora.

Valeria apenas los alcanzó a ver raro.

—¡¿Puede venir conmigo?! —Sebastián se le acercó hablando fuerte por la música.

—¡Seguro! —respondió igual.

Caminaron hacia una recámara en busca de paz por el bullicio de la fiesta, encontrándose con algunos colegas que se habían escapado por el mismo motivo, encontrándolos esparcidos en varias partes del lugar, bebiendo moderadamente.

Examinando el entorno, el ambiente se encontraba más relajante ahí, dejaba al oído atrapar los murmurros de las conversaciones ajenas y las risas que de vez en cuando liberaban el ambiente. Ahí estaban C&P platicando y sonriendo en un sillón con miradas coquetas. La chica rubia J. con su sonrisa casi tétrica y su hermano de cabello moreno D. mostrando la misma, dejando en claro el lazo sangríneo que compartían, pero lejos el uno del otro, compartiendo el odio/amor que los hermanos tienden a adoptar. También parte de Los Caballeros se encontraba ahí, uno de ellos era el famoso M.R

Ellos decidieron sentarse cerca de la entrada, al querer estar más alejados de ellos.

—Vaya día, eh... —Sebastián por fin suspiró relajado—. Estaba tan preocupado de lo que dirías..., si usted..., si usted no... ¿En serio me quiere?

Ella intentó sonreír, pero solo logró hacer una mueca. —Sí, Joan.

A Sebastián solo le gustaba escuchar su primer nombre cuando se trataba de Valeria, solo ella podía llamarlo así.

Arrebol del Atardecer #1Where stories live. Discover now