Así que me apresure a terminar la porquería de escrito que me estaba causando tanto estrés gracias a la vampira castigadora de almas bondadosas como la mía. Cuando termine el escrito miré mi reloj y ya eran la 1:00 am. (Ya puedo decir que literalmente amanecí en la oficina). A esta hora no hay tren y no conduzco así que no me queda de otra que llamar a Tatiana, probablemente conozca a alguien que me pueda llevar a casa.

—¿Alo? funeraria Martínez ¿Cómo le asistimos?

-—Tatiana de mi vidaaaaaa!

—Dime mi pequeña saltamontes, ¿A quien mataste de coraje que me estás llamando a esta hora?

—¿Y por qué piensas que me paso algo? No puedo llamar para decirte que te extraño?

—Ahhhh, me llamaste por que me extrañas? a bueno pues ya me lo dijiste. Bye. —se escuchan las carcajadas al fondo de la llamada.

—No cuelgues, ok ok. Niña ya pareces mi madres. —suspiro fuerte— Es que acabo de salir del trabajo y no tengo como llegar a casa, ¿Será que tienes a alguien que me pueda buscar? ¿Alguno de tus amigos o amigas?

—¿Pero y qué haces saliendo del trabajo a esta hora? ¿Andabas de rumba con alguno de los jefes? ¿eh? eso picarona, yo sabía que lo tenías dentro de ti. —más risas se escuchan en el fondo de la llamada.

—¡Que! No hacía nada de eso —ya se me nota la frustración en la voz— ¿Tienes a alguien o no?

—Pues obvio que si —dice con mucho entusiasmo, casi me deja sorda cuando lo dijo— Voy y te recojo con Pamela, ella es mi taxi driver por hoy, lo único es, que le pagó con cervezas.—se ríe a carcajadas— Espérame donde estas, llego en unos minutos estamos bastante cerca.

Ella cuelga y tardaron como unos 5 minutos en llegar. Cuando abrí la puerta Pamela me saluda amablemente mientras Tats le dice unas vulgaridades por todo lo alto. El auto de Pamela era precioso, blanco por fuera y por dentro todo era en cuero negro y unos detalles en rosado. Tenía un diamante enorme en la palanca de conducir y olía a frutas. Tatiana me ve abrir la puerta y me jala por el brazo tan fuerte que caigo sentada sin poder ni reaccionar bien.

—Pero Tatiana ¿Por qué eres tan salvaje? —me suelto de su agarre— ¿Acaso te criaron los cavernícolas?

—Pues, digamos que algo así —se encoge de hombros— Y tú, explícame. ¿Qué rayos haces aquí a esta hora?

—Pues solo tengo dos palabras, Vampira castigadora de almas bondadosas.

—¿ok? Primero hay más de dos palabras, segundo... —me mira a los ojos directo antes de darle un pequeño sorbo a su cerveza. Esa vampiresa a ti no te molesta ¿verdad? Por que tu de bondad no tienes ni un pelo. —esa última frase la dice entre risas y carcajadas

—Eres una imbécil Tatiana. —le doy una palmada suave detrás de la cabeza mientras me rio.

—Y cuéntanos corazón ¿Qué te hizo la bruja? ¿Cuál fue tu castigo aparte de amanecerte con papeles y lápices? —se arregló su peluca mientras miraba por el retrovisor.

—Pues en resumidas cuentas, me pidió un escrito de hoy para hoy y cuando lo entregue con todo mi esfuerzo, sin tan siquiera leer el título lo hecho a la trituradora. —exhale fuerte mientras me sobaba la frente— Encima de eso, me hizo quedarme hasta que tuviera otra noticia de chisme internacional. Ósea Chisme internacional ¿Quién lee esas cosas?

—Ay corazón déjame decirte que esta jefa tuya es una demonia certificada, sabe muy bien lo que hace. Mañana te hará sentir peor. Yo tú, me largo de esa compañía pero ya. Y antes de irme le dejo un buen recuerdo de quien soy. —cubrieron el carro de risas burlonas entre ella y Tatiana. No se si estoy de camino a casa o en una película de terror— ¿Entiendes lo que te digo muñeca?

Escritoras Descaradas (en Pausa) Where stories live. Discover now