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[🌹] Ir de compras [🌹]

☞.¸♡8° ɗíɑ OTP•♥ ☜

Ay los domingos, la mayoría los adora. No debe hacerse nada, solo sirven para descansar o salir de fiestas. Pero claro, para disfrutarlo, debes prepara o hacer todo el día sábado.
Osea, hoy.

Arthur quería disfrutar su fin de semana, y más el domingo; debido a que es el día en que Mel no tiene misiones, y él no debe firmar ningún papel.
Y por eso, debía hacer las compras hoy. Ninguna mucama o ayudante trabaja sábados y domingos; por lo que no tenía quien le hiciera la compra.

De mala gana, se levantó de su cama. Era de mañana, así que podía aprovechar que no había mucha gente en los quioscos de comida. Se asomó a la ventana, tenía razón, no había mucha gente en las ventas.

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—Sigo sin entender, por qué me has traído— Meliodas se cruzó de brazos mientras era arrastrado por Arthur.

—Por que quería, duh—dijo mientras tomaba de la capa que tenía Meliodas en su ropa.

—Podias haberlas hecho tu solo— dijo en forma de berrinche.

—No. Quería que me acompañaras a hacer las compras, es todo— confesó elevando los hombros.

No tardaron en llegar a su destino, compraron todo lo necesario; papas, tomates, manzanas, pastas etc. Arthur traía el dinero contado, odiaba traer demás, nunca se sabe que puede pasar. Pero en este caso, detestaba traer el dinero exacto.
En un quiosco, en el cúal vendían peluches y juguetes; se encontraba un gato de peluche en gran tamaño. Todos saben que Arthur es un gran fanático de los gatos, y como todo gran fanático, deseababa ese peluche.

—oh Meli~— le hizo ojitos a su pareja.

—No, no tengo dinero— dijo al entender de que se trataba ese llamado.

—¡por favor! Prometo pagártelo en cuanto regresemos al castillo— le suplicó.

—Eso mismo has dicho cuando me pediste flores— se excusó, cruzándose de brazos—. Aún algo esperando mi paga.

— ahehhua, ¡era nuestro segundo aniversario! Era tu obligación comprar rosas— se cruzó de brazos—. por favor ¡prometo que esta vez te pagaré!

—Ahg. Está bien— dijo ya rendido. Si le decía que no, era capaz de hacer un berrinche hasta que se lo comprara—. Pero me lo pagarás ¿no?

—¡te doy mi palabra!— exclamó alegre.

Rodó los ojos y suspiró. En realidad, no le importaba el dinero. Lo que él quería era arrebatarle lo que lo hacia tan inocente. Quería por fin marcarlo.

Se acercó al quiosco en donde vendían aquel gran gato que a Arthur tanto le había encantado.

—El gato— dijo de mala gana, señalando al gran peluche.

—¿eh? ¡vaya, pero si es el caballero Meliodas y el rey!— habló haciendo una reverencia. Ese señor no parecía de por aquí, su acento italiano lo delataba—. ¿desean ese gato?—lo tomó—. ¡es todo tuyo!

—¡genial! ¡gracias!— exclamó y tomó al gato como si fuese lo más valioso del mundo. Igual que un niño abrazando a su peluche favorito.

—Si, bueno ¿cuanto es?— preguntó Meliodas.

—Oh, no. Es todo suyo. Cortesía de la cada; no hay que pagar— dijo con una cálida sonrisa.

—¡muchas gracias señor! — agradeció el oji-violeta con una sonrisa.

Se retiraron sin nada más que hacer. Al llegar al castillo, Arthur colocó al gato en su estantería, en la cual guardaba todas sus pertenencias de gatos.

—A veces me asustas— dijo Cath viendo el nuevo juguete de su amigo.

—Solo es un peluche más — habló—. Quería probar si Meliodas me compraria algo, sabiendo que yo tengo dinero— confesó.

—Y veo que si lo hizo.

—Casi. Lo hizo de mala gana, pero lo hizo— vio a su amigo gatuno y le sonrió—. Me alegra saber que Meliodas es capaz de hacer algo innecesario por mi.

Day 8: √ complete.