No te olvides del día en que nos conocimos, no te olvides del primer momento en que me hablaste. No te olvides de todas esas cosas que me hacen reír, no te olvides de los días que estaba triste y tú me consolaste.
No te olvides de mí.
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TEORÍA MARTIN
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—Debería estar ayudando a Scott, no aquí.
—Querida, estás aquí porque la última vez que te encontraste con un jinete fantasma intentó borrarte de la existencia, aunque aun no entiendo ¿Cómo acabaste en el bosque?
Ayleen se tiró en el sofá seguida de Lydia. Lo cierto es, que no tenía una respuesta para eso, pues cuando se lanzó al jinete pensó que se la llevaría, pensó que iría con Stiles, pero no fue así. Sintió una corriente eléctrica y después despertó en la mitad del bosque, no sabía nada más.
—Aunque tengo una teoría. —Murmuró Lydia más para sí misma.
—Compártela con el público, por favor. Porque no entiendo lo que sucedió esa noche.
—Tus poderes. Los jinetes fantasmas se transportan en la tormenta, en los rayos y técnicamente tú eres como un rayo viviente ¿Alguna vez consideraste la posibilidad de poder convertirte en uno y transportarte? Es como ellos lo hacen, viajan a través de la tormenta. Y tú, tú eres la tormenta.
La loba alzó una ceja al escuchar a su amiga, era una buena teoría, claro que lo era pero, aunque fuese cierta ella no tenía la menor idea de cómo había logrado hacer eso. Quizás si estuviera en Central City podría hablarlo con Caitlin y con Cisco. Y si se ponía a pensarlo no era una mala idea, quizás si eso era verdad ella podía encontrar la forma de ir con los jinetes fantasma sin ser borrada y así podría ir con Stiles.
—No es una mala teoría.
— Por supuesto que no es una mala teoría, la dice Lydia Martin.
(...)
Más tarde, ambas chicas decidieron ir a la escuela, Ayleen al partido de lacrosse por si algo se complicaba y Lydia, quien seguía teniendo un extraño presentimiento por la esposa del Sheriff, a la oficina de su mamá para investigar sobre ella.
Cuando la loba llegó al partido, les estaban dando una paliza, iba 0-3 en favor a la escuela visitante. Parecía que estaban jugando mal a propósito, lo cual seguramente así era.
— ¡Mini McCall! —Gritó el entrenador a la chica mientras se acercaba a ella.
—¿Sí, entrenador?
—¿Qué les pasa a tus chicos? ¡Están jugando del asco! Me dan vergüenza.
—Bueno, Liam tiene problemas de ira, se distrae fácil y Scott... está... pasando por cambios, usted sabe, la pubertad y todo eso y mire, tiene la mandíbula chueca. —Señaló a su hermano mientras el entrenador asentía con la cabeza en señal de estar de acuerdo.
