ж Capítulo IX: La habitación secreta (II) ж

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El almuerzo transcurrió con aparente normalidad después de eso

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El almuerzo transcurrió con aparente normalidad después de eso. Julian no paraba de hablar con el resto de los muchachos; se los había ganado en un santiamén y llegó un punto en el cual Emerald no pudo evitar sentirse excluida. Era como si todos hubieran sucumbido a un encantamiento que él hubiera lanzado.

Draven, quien se hallaba a su lado, se percató de su extraño comportamiento, mas no dijo nada al respecto para no poner en alerta al resto y que comenzaran a surgir las preguntas incómodas.

—Creo que comí demasiado —dijo luego de algunos minutos de aparente incomodidad. Emerald lo observó de soslayo y este, al percatarse de su mirada atenta, le guiñó el ojo de forma disimulada.

—¿Estás bien? —preguntó Julian con genuina preocupación.

—No te preocupes por Draven, Julian —respondió Marco luego de pasar el bocado de comida que traía en la boca—. Él siempre se emociona así por la comida, como si hiciera días que no come. Es difícil de creer al verlo que sea capaz de terminarse dos platos llenos él solo. Seguro que eso le debe estar jugando una mala pasada en esa oportunidad.

—Ya antes había pasado —respondió Emerald con prisa—. Le he dicho que no coma tan aprisa, pero le gusta tanto la sazón de la cocinera que simplemente no puede evitarlo.

—Bueno, si Diamond lo dice, debe ser verdad —respondió otro de los compañeros y los demás, excepto Julian, asintieron—. Él es quien mejor lo conoce.

—Estará bien, no se preocupen. —Ella colocó el brazo de Draven sobre sus hombros para servirle de apoyo. Su entrañable amigo realizó una mueca falsa mientras frotaba de forma circular su abdomen y se puso de pie.

—¿Seguro no necesitas ayuda? —preguntó Julian, quien tenía todas las intenciones del mundo de ponerse de pie para ayudar a aquel par.

—No te preocupes —respondió Marco, cortándolo de golpe con una mano sobre su hombro y casi obligándolo a que volviera a tomar asiento—, estarán bien. Al parecer, Diamond ya sabe qué hacer en este tipo de casos.

Luego de disculparse con el resto y de repetir la excusa con los maestros que los vieron ponerse de pie, ambos comenzaron a caminar a la salida. Emerald seguía sirviendo de apoyo a Draven y este continuaba con el teatro a medida que avanzaban al exterior. Apenas estuvieron seguros de que nadie los estaba viendo, terminaron con la farsa.

Emerald, la usurpadora del trono [YA A LA VENTA]Where stories live. Discover now