ж Capítulo VI: El llanto de la esmeralda (III) ж

4.3K 438 56
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al finalizar el evento, las familias importantes se dirigieron al palacio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al finalizar el evento, las familias importantes se dirigieron al palacio. La reina Agatha había planificado un banquete en honor a su hijo. Claro está que aquello lo había hecho pensando en que quedaría dentro de la clase de los Virtuosos.

Durante todo el trayecto ella no le dirigió la mirada. Denaisa y su padre habían optado por irse en otro carruaje, y aquello hizo que la vergüenza de la reina aumentara mucho más.

El que Emerald hubiera quedado dentro de los Luchadores era una deshonra. Jamás un Lagnes había quedado en una clase tan baja. En ese lugar siempre quedaban los hijos de los nobles, quienes, en su gran mayoría, carecían de magia.

La pequeña observó por la ventanilla del carruaje, los árboles se mecían ligeramente al compás del viento, la luna brillaba en lo alto del cielo e iluminaba su sendero. El silencio mortuorio entre ambas era opacado por breves segundos, debido a los relinchos de los caballos.

Emerald sujetaba sus manos sobre su regazo, se sentía inquieta. El deseo de arrancarse la ropa se iba acrecentado conforme los minutos pasaban. El ver ese uniforme rojo cubriéndola acababa de despedazar la poca autoestima que tenía. No entendía qué era lo que había pasado.

Había tenido pruebas exitosas en dos de las clases, pero no se le había considerado la de los Sanadores. Para el portal era como si ella no poseyera ni un solo talento mágico. Y aquello era algo muy extraño: era consciente de que su magia era inestable, pero la poseía.

—Madre... —La única respuesta de su madre fue observarla con repulsión un segundo. Enseguida volvió a alzar el mentón y a observar por la ventanilla del carruaje.

Había decepcionado a todo su pueblo.

Había deshonrado la memoria de su hermano.

Ahora todos pensaban que Diamond era un perfecto inútil que fue relegado a la raza luchadora.

En cuanto llegaron al palacio, Agatha bajó del carruaje sin siquiera mirarla. Los sirvientes, al ver que traía el uniforme rojo, no pudieron evitar sorprenderse. Era algo inconcebible que, a pesar de su ascendencia, no tuviera magia. Pero era lo que era. El portal jamás se equivocaba en una elección.

Emerald, la usurpadora del trono [YA A LA VENTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora