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Nota de la autora: este es el primer capítulo de la noche (en un rato subiré el segundo) en compensación a lo poco que he actualizado. Esperen un momento que solo me falta editarlo y listo :), y por cierto, si hay errores en este, discúlpenme, estaba ansiosa por subir, de ahí lo reviso :P

***

Solté un suspiro lleno de resignaciones mientras permanecía ahí parada observando la fachada del lugar. Gertrudy, por su parte, se me adelantó a adentrarse al interior de la academia, para que luego yo partiera tras ella.

En cuanto entramos pudimos encontrarnos con una bonita, elegante y sencilla recepción en donde se exhibían ante nosotros una serie de sillones de cuero negro dispuestos para nosotras. Más allá se presentaban una serie de muebles con preciosas terminaciones de madera, pude percatarme de que gran parte de las paredes estaban cubiertas con montones de fotografías de bailarinas en blanco y negro. Mis ojos se fijaron tras el mostrador, donde permanecía sentada una mujer de cabellos castaños y amable rostro, dispuesta a responder las consultas. Trudy se acercó directamente hacia ella, mas yo preferí permanecer atrás, desganada.

No alcancé a escuchar lo que hablaban, aunque sí pude ver cómo tras intercambiar un par de frases, la chica buscó el teléfono, marcó y pronto empezó a hablar.

Cerré los ojos, fastidiada con la situación. Finalmente, y a regañadientes, me acerqué hacia ellas, en busca de respuestas para satisfacer la maldita incertidumbre.

-Trudy... Uhm... ¿Cuál es el plan exactamente? -murmuré por lo bajo, apoyando uno de mis codos en el mostrador.

-Tenga paciencia, señorita Navah... -masculló ella, con su característico y fuerte acento polaco, con sus enormes ojos fijos en la recepcionista.

Fue al cabo de unos segundos que la mujer cortó la comunicación y se dirigió a nosotras.

-Monique llegará en un momento, por favor tomen asiento -indicó.

Y sin emitir más comentarios, nos acomodamos en los sillones, donde pronto las dudas siguieron con su labor de asaltar mi cabeza. Abrí la boca para preguntarle algo a Gertrudy, sin embargo, opté por permanecer en silencio al verla concentrada hojeando una de la serie de revistas que se estaban a disposición de nosotras en la pequeña mesita de enfrente.

No había que ser un adivino para descifrar en la clase de sitio en que estábamos. Sí, una academia de danza clásica, y no solo eso, era la Royal Academy of Dance, en otras palabras: el sueño de cualquier inglesa por afán con el ballet. La pregunta del millón era: ¿Qué diablos hacía yo ahí?

Probablemente no alcanzaron a pasar más de dos minutos desde nuestra llegada, cuando se presentó ante nosotras una mujer de cabellos cortos y platinados, que imaginé que debía estar alrededor de sus cuarenta y tantos. Al ver cómo Gertrudy se ponía rápidamente de pie, la imité por pura inercia, suponiendo que ella debía ser la razón por la cual estábamos ahí.

-Discúlpenme por la tardanza, mi error -fue lo primero que dijo, arrastrando sus palabras con un bonito acento francés-. Mi nombre es Monique Dufort -se presentó. Seguidamente, sus ojos se posaron sobre mí-. Tú debes ser Navah, ¿O me equivoco?

-¿Uh? -el hecho de que se supiera mi nombre me había pillado volando bajo-. Eh, sí, soy yo -respondí, sintiéndome totalmente torpe ante ella. Había algo intimidante en su fuerte presencia.

-Bien, ya sabes para qué estás aquí. Por favor ve a cambiarte a los vestidores, y yo te esperaré en el estudio 12, que está subiendo las escaleras a mano derecha -indicó, e indispuesta a perder un segundo de su tiempo se dispuso a recalcar:- Tienes cinco minutos, así que apresúrate.

Million Dollar Man » Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora