XVII

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Tardé! Lo sé, pero los estudios me consumen y la inspiración no abundaba precisamente, de todas formas aquí está. Espero que lo disfruten, prometo que el siguiente vendrá antes ;). Oh, por cierto, quienes quieran dedicaciones de los capítulos, no duden en pedírmelo en mi tablón :)

***

Bajamos del vehículo, encontrándonos frente a frente con lo que aparentaba ser la fachada de lo que, a mi parecer, simulaba ser una cantina de mala muerte.

Fruncí el ceño, recordando que minutos atrás, Harry me había anunciado que nos dirigíamos a un lugar sumamente especial que quería que conociera, por lo que realmente no me había esperado que acabásemos internándonos en el centro de la ciudad para dar con otro de sus tantos bares, esos que podías encontrarte en cada esquina, cada uno más deshabitado que el anterior.

-¿Dónde estamos, Harry? -le pregunté, observando a mi alrededor. Todavía no comprendía cómo el hombre de un millón de dólares había acabado llevándome hasta ahí. Es decir, parecía ser la clase de barrio que habríamos visitado con Beverly o Bryan.

-Uno de mis sitios favoritos en la ciudad -me recordó con una sonrisa, mientras que una de sus manos se posaba delicadamente en mi cintura, para luego acercar sus labios a mi oído y decir:- No juzgues el libro por la portada, muñeca. Sé lo que estás pensando, pero este bar es mil veces mejor que el de tu amiguito, ya lo verás.

Guardé silencio. Tenía razón, me estaba adelantando a juzgarlo, mas ni siquiera había considerado la existencia del bar de Liam, lo cual, en una extraña forma me hizo sentir culpable, recordándome nuestra última discusión.

-Anda, entremos -dijo, sacándome de mis pensamientos, para entrelazar su mano a la mía, con esa agradable y familiar sensación de su piel contra la mía, antes de abrir la puerta para dar con el interior del local.

Eso fue suficiente para demostrarme que Harry había tenido razón, que el lugar no era para nada a lo que me había imaginado por su sola fachada. Era un salón enorme, con un estilo colonial y elegante, pero sin ser exagerado, conservando consigo una reconfortante calidez. Muebles de madera, una decoración muy de los años 20', más allá se divisaba una bonita rocola desde la que se escuchaban los acordes de One de U2, dardos, mesas de billar, en fin... Un montón de detalles que lo convertían en un bar absolutamente único.

Nos dirigimos hacia una de las mesas, y en el camino, un par de tipos que se encontraban jugando billar, exclamaron el nombre de Harry, saludándolo a lo lejos. Él les correspondió con unos gestos y un par de palabras, sin soltarme de la mano. Supuse que en realidad debía ser frecuente verlo aparecer por ahí.

Acabamos tomando asiento en una de las mesas que se encontraban hacia la pared.

-Me gusta -admití-. Aunque no te habría imaginado aquí. En realidad, te imaginaba más recurriendo a los bares más exclusivos de la ciudad, mezclándote con los de tu clase.

Él rió y negó con la cabeza.

-De ser así, ¿Qué gracia tendría? Este es mi escape, Navah, vengo acá justamente para huir de esa clase de cosas -explicó-. Además, debes saber que eres a la primera que traigo a aquí.

-¿La primera? -repetí, sorprendida- ¿En serio?

-Así es, ni Louis ni Zayn han pisado este lugar -señaló, al tiempo en que encendía un cigarrillo-. Me gusta venir aquí para olvidarme de todo, y no podría hacerlo si estoy acompañado -hizo una pausa para darle una calada a su cigarrillo-. Lo descubrí hace ya tres años, y... Desde que entré me enamoré de él. De hecho, en cuanto supe que estaba próximo a ser vendido y clausurado, no me resistí a hacer una donación anónima al dueño. La segunda mejor inversión de mi vida.

Million Dollar Man » Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora