Capítulo 8

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Hola a todos! Reanudo por fin la escritura de UNEES, y con novedades! A partir de ahora una artista, la talentosa Rosa Pétrea, ilustrará cada capítulo. Como en esta página no se soportan las imágenes, os dejo el enlace para que podáis verla

https://fbcdn-sphotos-h-a.akamaihd.net/hphotos-ak-xfa1/v/t34.0-12/10723215_1473112206286184_615072700_n.jpg?oh=57c578a48208358505e9125cab6cd86c&oe=543B5984&__gda__=1413167143_463fc1f636855a4e4a54e6b0f4137389 También podréis ver la imagen en mi blog (http://nayraginory.blogspot.com.es)

Gracias por leer!

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La televisión seguía encendida, pero hacía un buen rato que Dani no le hacía el menor caso. Después de que terminara el partido de la Premier que había estado viendo, hizo algo de zapping hasta que el sueño le fue venciendo poco a poco. Ahora, completamente amodorrado en el sillón, abría de tanto en tanto los ojos para mirar la pantalla, en la que se veía un programa de teletienda, para volver a cerrarlos, demasiado exhausto hasta para buscar el mando a distancia y apagar el aparato. Se arrebujó un poco más en la manta y hubiera dejado que el sueño le venciera por completo de no haber sido porque su teléfono móvil, que descansaba inerte sobre la mesita, comenzó a vibrar ruidosamente.

Aún algo aturdido, tanteó con la mano hasta dar con el teléfono, y se despertó del todo al ver quién le llamaba.

—Valentina —contestó, preocupado—, ¿ocurre algo? ¿Va todo bien?

—Por favor, definí bien —espetó la modelo, con un tono sardónico.

Dani se dio cuenta de que al menos no había nada de qué preocuparse.

—Mira, Tina, si todo el mundo se encuentra bien, nadie ha sufrido un accidente y no se ha desencadenado la Tercera Guerra Mundial, no sé por qué me llamas a la una de la madrugada.

—No me puedo creer que estuvieras durmiendo...

—¿Y qué otra cosa quieres que haga a estas horas? —respondió él, ya cansado de la conversación.

—No entiendo cómo no tenés remordimientos.

—Ya veo —dijo Dani, entendiendo de repente la razón de la llamada—. Has hablado con Mateo.

—¿Que si hablé con Mateo? Claro que hablé con Mati. ¿Y a que no sabés qué me dijo?

—Por favor, sorpréndeme.

—Pues me contó lo rebién que se lo está pasando en el Sodoma, la cantidad de hombres guapos que vio, lo solo que se siente porque su novio no fue con él y las ganas que tiene de meterse con el primero que vea en ese dichoso cuarto oscuro para cogerle bien fuerte.

Dani se incorporó en el sillón y suspiró, pasándose la mano libre por su corto cabello negro.

—Mientes —dijo sin inmutarse—, ambos sabemos que Mateo no es ese tipo de hombre.

—Sí, tenés razón, no es ese tipo de hombre, sino del tipo que se desvive por la persona a la que quiere, del tipo que antepone los deseos de esa persona sobre los suyos propios, y del tipo que para una vez que hace algo mínimamente egoísta se siente culpable después. Si tan bien sabés qué tipo de hombre es Mateo, lo menos que podías hacer era anteponer sus necesidades sobre las tuyas, aunque fuera sólo por una vez.

Dani gruñó. Sentía que Valentina estaba siendo tremendamente injusta con él, pero, al mismo tiempo, no pudo evitar que los remordimientos se asentaran en sus tripas, arruinando todas sus esperanzas de dormir bien aquella noche.

Una noche en el SodomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora