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Harry estaba asustado, realmente asustado. Había pasado toda la noche revisando las cuentas de la empresa del señor Horan. No tenía idea de quien manejaba y administraba el dinero, pero algo raro estaba ocurriendo.

Miles de libras destinadas a la elaboración de fábrica no estaban rindiendo frutos, el costo del empaquetado no coincidía con el presupuesto destinado, y había un agujero de fondos faltante que solo un contador sabría camuflar.

Un golpeteó en el cristal de la ventanilla lo espabiló. Sacudió sus pensamientos y dirigió su mirada a su madre, quien se encontraba fuera del auto esperando a que su hijo abriera la puerta.

Harry suspiró. Estaba un poco decepcionado de que su hermana tuviera turno en el restaurante y no pudiera asistir con él a la reunión en el club, y desafortunadamente su madre estaba ahí para escuchar toda la conversación, por lo que sin mucha pena se ofreció a acompañarlo. Harry no estaba sorprendido en lo más mínimo, su madre siempre había tenido cierto interés por la gente rica, por lo que estar rodeada por un grupo de empresarios toda la tarde no resultaba ser más que un sueño realizado.

—¿Estás lista? —preguntó en cuanto tomó el asiento del copiloto. Ella asintió vehemente, sus ojos verdes chispeaban con emoción— ¿con quién dejaste a Axel?

—Tu tío Dylan se ofreció a cuidarlo.

Harry casi se atora con su propia saliva dándole un giro atrevido al volante.

—¿Lo dejaste con ese hombre?

—Tranquilo cariño, estarán bien, el tío Dylan no es peligroso.

Harry se mofó con una irrisión nasal.

—¿El mismo hombre que fue detenido cinco veces por hurto y allanamiento? —exclamó alarmado.

—Hace años que dejó esa vida, deberías darle otra oportunidad.

—Jamás le daré otra oportunidad, ni a él ni a mi padre.

Anne le mostró una sonrisa sarcástica, a la vez que de su bolso sacaba un pequeño espejo redondo para asegurarse de que su maquillaje estuviera en su lugar.

—Y aun así aceptaste este auto. ¿No te parece algo hipócrita?

Harry negó con la cabeza, apretando con sus manos el volante.

—Es diferente, acepté un auto usado porque lo necesitaba, no le di a mi sobrino para que lo cuidase.

—Con tu teoría este auto podría fácilmente haber sido robado.

—Te estás desviando del tema, mamá.

—Y tú estás exagerando, solo serán un par de horas, Axel estará perfectamente bien, le agrada el tío Dylan.

Harry sacudió la cabeza, mordisqueándose su labio inferior.

—Espero que tengas razón.

• • •

Harry se había dispuesto a encontrar al señor Horan apenas puso un pie dentro del club campestre. Podía ver a hombres limpios y repeinados, con sonrisas de comercial y relojes de oro adornando sus muñecas. Muchos de ellos tenían a mujeres bonitas con vestidos vaporosos cargando mimosas en sus alargados dedos forrados de anillos, pero no podía ver por ningún lado al señor Horan.

Se sentía fuera de lugar, pero por la expresión de su madre, que seguía aferrada a su brazo, ella estaba pasando un excelente momento.

—¡Hey, Harry! —escuchó a sus espaldas.

En cuanto echó un vistazo sobre su hombro, vio a Louis acercarse con una sonrisa radiante, los mismos lentes de armazón grueso cubriéndole los ojos y una visera en su cabeza para ahuyentar el sol.

boss; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora