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Extrañamente Niall se mantuvo callado durante el trayecto hacia el departamento de Louis. Esporádicamente, Harry le lanzaba miradas discretas, solo para encontrarse con el menor sumido en sus pensamientos, mirando por la ventana, inconsciente de las miradas que el castaño le dedicaba. De vez en cuando jugaba con el listón que unía los tallos de las margaritas, mientras observaba la lluvia mojar el cristal del taxi, hasta que finalmente llegaron a las puertas de un alto edificio.

─Lamento el desorden ─Louis se disculpó, introduciendo su llave en la ranura de la puerta.

Ante el tintinear del metal, una ráfaga de sollozos y rasgueos en la puerta resonaron hasta el pasillo.

─¿Es tu perro? ─preguntó Harry, sin embargo, Louis no tuvo oportunidad de responder, pues ante la voz desconocida, el gran danés comenzó a ladrar y a gruñir descontroladamente.

─¡Ruffus!

Louis abrió la puerta, y entonces el perro se lazó a sus brazos, bañando la cara de su dueño en lengüetazos.

─Bien, bien. Es suficiente, al suelo ─abriendo la puerta ampliamente, Louis les abrió el paso a sus invitados, pero en cuanto Harry puso un pie dentro del departamento, un enorme perro de orejas puntiagudas y pelaje blanco con motas negras comenzó a gruñirle con desdén.

─¿Es peligroso? ─cuestionó, quedándose de pie en el umbral de la puerta.

─Solo si te acercas demasiado.

Eso no tranquilizó a Harry en lo absoluto.

Niall, en cambio, pasó junto a rizado y entró en el departamento como si nada.

─Hola Ruffus ─dijo, palmeando ligeramente su cabeza para luego arrojarse al sofá del salón.

Ruffus se escapó del agarre de Louis y saltó hasta el sofá, acostándose sobre el regazo de Niall.

─Ruffus adora a Niall ─masculló el castaño─. Tal vez porque los dos son iguales.

─¡Quítate pulgoso! ─exclamó el adolescente, y Ruffus gruñó, más hizo caso omiso a los reclamos de Niall.

─Ambos son muy poco pacientes y altaneros, se creen los reyes del mundo.

Harry rio, y con una sonrisa inconsciente en el rostro, observó de lejos a Niall luchar con el gran danés, que se rehusaba a salir de su regazo.

─¿Quieren té? ─con un sonoro aplauso, Louis lo sacó de sus pensamientos.

─¿Tienes Harrods? ─Niall preguntó, demasiado enfrascado respondiendo mensajes de texto como para levantar la mirada hacia el asistente.

Louis se quedó ahí parado, sin saber muy bien que responder.

─Uhm, tengo Earl Grey.

Niall bufó, poniendo los ojos en blanco. Arrojó su celular al sillón e intentó recostarse con dificultad.

─Lo que sea, lo quiero con leche.

Louis asintió, y se perdió en la cocina.

Ruffus, que luchaba por darle un lengüetazo al chico que lo alejaba fervientemente, rugió en cuanto vio a Harry dar un paso hacia ellos. Se detuvo de inmediato.

─Vete de aquí perro, estás ensuciando mis pantalones ─exigió Niall, empujándolo lejos.

─¿Cómo es que le gustas tanto? ─preguntó Harry, escurriéndose hacia el sillón individual, fuera de la vista de Ruffus.

─No tengo ni idea.

─¿Habías venido al departamento de Louis antes?

─Algunas veces, cuando me aburría de estar en las oficinas de mi padre.

boss; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora