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Con un ruido sordo, Louis dejó caer su maleta al suelo antes de lanzarse sobre Niall.

—¡Auch, Louis! —exclamó el muchacho, forcejeando cuando Louis lo tomó por la oreja.

—Dime con qué te chantajeo —demandó Louis, sujetando a Niall por el interior de sus codos.

Harry, aun conmocionado, se apoyó sobre sus codos, viendo con ojos bien abiertos al expectante Louis y a Niall, que aun peleaba por su libertad

—¡Harry! —chilló Louis de nuevo, sonando desesperado.

Fue entonces cuando parpadeó, regresando a la realidad.

—¡Louis, suéltame!

—No hasta que me digan qué está pasando aquí. ¿Cómo llegaste aquí? ¿no estabas en un viaje?

—¡Suéltame! —Finalmente, Niall se deshizo del agarre de Louis, sobándose los brazos enrojecidos con marcas de dedos impresas en su piel.

—Voy a llamar a tu padre...

—¡No! —Niall arrebató el teléfono de Louis de un manotazo.

El pobre aparato cayó con la pantalla al suelo, pero eso era lo que menos le preocupaba a Harry en ese momento.

—Si no me dicen ahora que es todo esto, juro que le diré al señor Horan. Tú serás despedido y con respecto a ti, te van a recluir en un reformatorio.

Niall miró a Harry con rostro impasible, sus ojos brillaban como cristales, y en su labio inferior había un ligero e imperceptible temblor. Su pecho subía y bajaba con irregularidad, y si Harry no intervenía, estaba seguro de que le daría un ataque de pánico. No sabía qué hacer, y Harry tampoco, pero tenía que idear algo sino quería meterse en más problemas.

—Mira, Louis... —dijo, levantándose.

—¿Qué? ¿Qué quieres que mire? —exclamó adusto.

—Umm —balbuceó Harry.

No sabía que decir, y aunque lo supiera sabía que no mejoraría la situación. Entonces optó simplemente por dejar las cosas pasar. Sí tenía que ser despedido, afrontaría las consecuencias con la frente en alto, asumiendo sus culpas. Y si por algún motivo Louis decidía guardar su secreto, entonces sería más precavido.

Puso su mano en el hombro de Niall vacilante, dándole un apretón de reconforte. Niall miró su mano y luego el rostro de Harry, antes de dejar salir un suspiro tembloroso.

Si la forma en la que Harry lo abrazó por los hombros después de eso, apegándolo más a su cuerpo mientras se mordía ansiosamente el interior de su mejilla no le dio entender a Louis lo que trataban de decirle, entonces nada lo haría.

Para su fortuna o infortunio, los ojos entornados de Louis se agrandaron, dejando a la vista el azul oceánico de sus irises.

—Ustedes están locos —masculló para sí mismo, tirando de su cabello hacia atrás.

Negó con la cabeza desaprobatoriamente y mordió su labio inferior. Tenía los ojos cerrados y parecía estar meditando seriamente lo que acababa de ver. Harry apretó aun más a Niall contra su costado, pensando que tal vez, sentir su cuerpo tan pegado al suyo le traería aunque sea un poco de tranquilidad. Pero cuando Louis abrió los ojos de nuevo, su corazón dio otro salto contra su pecho.

Negando con la cabeza Louis se alejó de ambos, perdiéndose por el pasillo hasta encerrarse en su habitación. Ninguno de los dos se ofreció a seguirle de inmediato, pues un tenso silencio que aun colgaba en la habitación mantenía sus pies adheridos al suelo.

boss; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora