Capítulo ocho | Simple kind of life

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—¿Y papá?

Era la quinta vez que Eleanor preguntaba eso en los diez minutos que tenían a solas y Claire, por más que le respondiera de buena manera comenzaba a marearse. La niña a su lado bebía una malteada de fresa sin importarle que ésta se corriera y manchara la mesa, la limpiaba con su mano y después se secaba con su vestido.

Claire acercó más el vaso hacia ella y buscó una toalla húmeda en la mochila de la pequeña.

—En el banco—respondió como si nunca lo hubiese preguntado, aunque sabía que la razón por la cual lo hacía era porque quería ir al cine como Fred se lo había prometido antes de irse.

—¿Qué hace ahí?

—Fue a pagar algo—se limitó a decir mientras limpiaba sus manos y rostro. Eleanor no se molestó por ello, incluso hasta se acercó a Claire para que fuese más fácil.

—Hoy no fui a clases.

—Lo sé, es sábado.

—Ayer me castigaron en la dirección.

—Lo sé—intentó no reír para parecer molesta.

—Stephanie se rió de mí porque le dije que papá aun va a la escuela.

—¿Quién es Stephanie?

—Una niña, no es buena—hizo una mueca—, con nadie.

—¿Y le dijiste algo? —cuestionó, mirándola fijamente a lo que Eleanor simplemente negó rotundamente con su cabeza y regresó a su bebida—. Eso no fue lo que tu papá me contó.

—No dije nada—insistió—, la empujé al lodo, pero no le dije nada—se defendió.

—Ele, ¿qué te hemos dicho sobre hacer eso? No tienes qué reaccionar así.

—Quiero, pero no soy tan amable—hizo un puchero con sus labios queriendo hacer reír a Claire, cosa que funcionó.

—¿Crees que es malo que tu papá aún estudie?

—Mamá también lo hace, son pequeños—sacó la pajilla del vaso y lo tomó con ambas manos dispuesta a beber lo que quedaba directamente—, pero para ser grande debes ser pequeño. No es malo, papá dice que es para tener un mejor trabajo, y yo digo que está bien, así podrá comprarme mi iguana.

—¿Una qué?

—¡Tío Wesley! —dejó el vaso nuevamente y se puso de pie sobre su silla en cuanto lo vio entrar a la cafetería.

Wesley de inmediato la escuchó y sonrió pues no habría necesidad de buscar. Se acercó sacudiendo su cabello de las gotas que habían alcanzado a caer en él pues afuera la lluvia quería caer cada vez más fuerte.

—Hey, ¿qué haces aquí pequeña? —fue lo primero que dijo al llegar a la mesa donde ambas rubias estaban, pellizcó la mejilla de Eleanor causando una risa sonora de su parte—. No vayas a caer—le señaló, y Claire tomó el brazo de la niña haciendo que se sentara de nuevo.

—Hola, no creí que fueses tan puntual—Claire dijo, mirando la hora en su teléfono sobre la mesa.

—He trabajado mucho en ello. —arrastró una de las sillas frente a Claire—. ¿Para qué querías verme? —preguntó, cambiando su tono a uno muy extrañado pues no recordaba cuando fue la última vez que Claire le mandó un mensaje de texto. Tomó asiento y esperó.

—Ah, pasa que he estado limpiando la habitación, más a fondo porque intentaba ordenar mis cosas ya que iba a mudarme con Roel, pero esto se retrasó y bueno, eso es punto y aparte—rió—. Hay cosas que son tuyas y creí que querrías verlas de nuevo—tomó su maleta de deportes que normalmente llevaba al hospital cuando le tocaba hacer guardias y sacó de ésta una caja de zapatos. La colocó sobre la mesa y la arrastró hacia él.

Dulce nada [ACR #4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora