Capítulo veinte | Grandiose

2.1K 201 129
                                    

—Me abruma.

—Díselo.

—No quiero.

—Eso significa que te gusta su atención.

—Realmente no.

—Entonces díselo.

—Quizá después.

—Fred...—Sue suspiró, por enésima vez en esa media hora que el rubio llevaba hablándole sobre una chica con la que al parecer llevaba días hablando por mensaje por alguna razón. Terminó de sacudir un libro que recién sacó de una de las cajas de su mudanza para poder ponerlo junto a los demás en el estante de la sala—. No sé qué quieres que te diga.

—Eres una persona sabia, deberías saberlo siempre—soltó obvio, con cierta gracia y se cruzó de brazos.

—Quieres que te diga lo que quieres escuchar porque no quieres aceptar las cosas y después quieres culparme a mí de tus decisiones.

—Claro que no.

Sue le miró con seriedad para después rodar sus ojos siguiendo con su trabajo. No sabía cómo terminó escuchando aquello, solo recuerda que recibió a Fred quien había llevado a Eleanor a un paseo por el parque y la llevó a casa, su nueva casa. Esperaba hacer una inauguración invitándolos a todos a cenar una vez que estuviesen instaladas ahí pero el rubio se invitó solo entrando al departamento observándolo de arriba abajo con mirada crítica. No dijo nada, eso lo agradeció, pero en vez de hacerlo comenzó a hablarle sobre una tal Arielle y sus charlas sin sentido que tenían por mensajes de texto.

—¿Cómo fue que dijiste que ella consiguió tu número? —enarcó una ceja.

—Es cliente, hago las pinturas de regalo para su mamá.

—Y te habla todos los días para preguntarte por ellas—afirmó.

—Al principio y después todo se torna extraño—rascó su nuca un tanto apenado—. Fue hasta al taller solo para decirme que quería contratarme aun cuando ya tenía mi número. ¿No es eso raro?

Sue rió—: Suena a que solo quería un pretexto para verte.

—No lo creo.

—¿Ah no?

—Da algo de miedo, ¿no crees?

—Eso me recuerda a cierto chico rubio que me acosaba en su trabajo y me siguió hasta la floristería de mis padres solo para fingir que compraba unas flores y así hablarme—canturreó—. ¿Ahora lo sientes?

—No te estaba acosando—se hizo el ofendido—, me dio cierta curiosidad por tu malévolo plan—refunfuñó—. Y si te sentías incómoda, ¿por qué no me mandaste al diablo?

—Te mandé al diablo—le recordó—, pero después me diste un poco de lástima y me di cuenta de que solo eras un poco estúpido.

Fred le miró con seriedad, sintiendo aquello como algo innecesario de decir y Sue volvió a reír tomando otro libro de la caja.

—Sabes que te adoro—terminó diciendo.

—No me sirve ahora.

—Fred, ¿por qué haces tanto lío de algo tan simple? ¿eh? ¿No es obvio? ¿Por qué tanto estrés?

—¿Qué es obvio?

—Si no fuese importante no me lo estuvieras contando y... ¿desde cuándo me cuentas estas cosas? —dejó caer sus brazos analizando un poco la situación. Ya hacía mucho tiempo desde que Fred le pedía atención de aquella forma y no sabía si tomarlo como un reflejo del cambio que estaba aconteciendo, como si fuese su otro hijo peleando por atención de su madre.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Feb 01, 2021 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Dulce nada [ACR #4]Where stories live. Discover now