10 | Nuestra Aflicción

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Sudando como un pollo en el asador, Hunter se concentró en golpear el saco de arena. Había estado entrenando desde que el sol entró por las ventanas de su casa, iluminando todo a su alrededor.

—Eso es, levanta un poco más el brazo —pidió el entrenador.

Él lo hizo, por alguna razón, era demasiado fácil concentrarse en golpear el saco y noquear a Donald cuando imaginaba el rostro engreído de los amigos de Grecia; ninguno de ellos le agradaba, y no era noticia que él tampoco les agradara a ellos. Se dijo a sí mismo que eso no importaba, porque una vez que consiguiera entrar en la vida y el corazón de Grecia, ellos no podrían hacer nada.

—De nuevo estás en las nubes —gruñó Mark.

—Lo siento, estaba pensando en...

—Tu vecina. No me sorprende, pero sí me molesta —se quejó—. Hunter, si no vas a mantener la cabeza en los entrenamientos y en tratar de esquivar los golpes, será mejor que cancele la pelea, no quiero que termines nuevamente en el hospital.

—Eso no va a pasar, la última vez que subí al octágono llevaba sobre mis hombros los problemas con Stephanie.

—Sí, y ahora llevas a la mujer de Shark —señaló, con obvia molestia—. Pusiste tus ojos donde no debías, Hunter.

—Mark, te aseguro que no tienes nada de qué preocuparte, Grecia y yo solo somos amigos.

—Pero tú quieres algo más de ella.

Soltando un suspiro, se quitó los guantes y se sentó en uno de los taburetes de la cocina. —Me gusta, ya lo había dicho. Y quiero conseguir que ella me vea de otra forma, sé que ganarme su corazón y su amor va a ser una tarea muy complicada, luchar contra el recuerdo y el fantasma de Adam Taylor probablemente me deje noqueado en el pavimento, pero créanme, Grecia vale cada maldito golpe.

—No estoy de acuerdo en tus decisiones —habló Donald—, pero te apoyo.

Hunter sonrió. Al menos alguien estaba de su lado. Seguía pensando que iba a tener que dejar algunos puntos en claro con Grecia antes de marcharse, todavía estaba el hecho de que seguía rodeada de esas personas que a él no terminaban de caerle bien.

Eran un grupo bastante raro, todos diferentes desde la cabeza a los pies, y Hunter tenía la certeza de que era por ellos que Grecia no había podido rehacer su vida, ellos la mantenían encerrada en el recuerdo de Adam y se preguntó por qué carajos se aferraban a él, a su fantasma.

—Terminaremos mañana —habló Mark—. No estás en condiciones de seguir entrenando y temo que no vayas a estar en condiciones para el día de la pelea, pero, en fin, eso es algo que...

—Confía en mí, hombre —dijo—. Voy a estar cien por ciento concentrado.

🥊💻🤼‍♂

—Creo que podré arreglármelas sola durante el tiempo que estés fuera —dijo Grecia, sin mirarlo, sus ojos permanecieron siempre fijos en la pantalla de la portátil.

Hunter la miró y supo que algo andaba realmente muy mal, el brillo en sus ojos había desaparecido y su rostro estaba particularmente contorsionado en una mueca de estrés. —Grecia, puedo cancelar la pelea —dijo, haciendo que ella levantara la vista y fijara sus hermosos ojos avellana en los de él—. De verdad, creo que esto es mucha carga para ti.

—No te preocupes, tendré ayuda, es solo que no estoy pasando por un buen momento.

—Creo que el tener a la familia de Adam metida en tu casa no es bueno —comentó—. No me mires así, solo digo lo que pienso.

Ground And Pound© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora