Nos pusimos las gafas y agradecí que fuesen automáticas y de visión normal, ya que no soportaría ver todo en color verde. Dejé que Aiden caminara delante de mí para que me guiara así cuidaba de su espalda y él de mi frente, sus zapatos eran los únicos que nos delataban y por lo mismo deberíamos tener más cuidado.

—¿Qué...?

—¡Shhss! —pidió al detenerse.

Escuchamos pasos de gente corriendo y eso fue señal de que no contaban con que descubriéramos su plan, mi arma apuntaba a todos lados, la sostenía con fuerza con la mano derecha y le daba soporte con la izquierda, en la que mantenía bien empuñada la daga.

—¿Quieres jugar? —susurró Aiden muy cerca de mí.

—Si nos ven, es obvio que jugaremos a patear culos —respondí.

—Quiero follarte, Sadashi. Te traigo ganas desde que salvaste mi culo —Me quedé sin palabras, no me esperaba esa confesión y menos en ese momento —. Y no quiero hacerlo solo si te emborrachas así que apostemos, si me deshago de más Vigilantes que tú, te acuestas conmigo.

—En serio eres imbécil —solté.

—Vamos, mujer. Eres una dura en esto, no tienes nada que perder... ¡Abajo! —ordenó de repente.

Con agilidad me hizo bajar él mismo y solo escuché un quejido y el golpe seco detrás de mí, las gafas me permitieron ver a un tipo tirado con la daga clavada en el pecho, su lectura de calor estaba alta, pero pronto la iba a perder.

—Aiden uno, Engreída cero —celebró con emoción.

Corrió hasta el cuerpo y se aseguró de que el tipo no nos seguiría, sacó la daga y volvió hasta a mí para hacerme caminar detrás de un árbol. Ambos seguimos pendientes de nuestro alrededor.

—Si yo gano, dejarás de follar por lo menos un mes —sentencié.

No tenía intenciones de perder y viéndole el lado bueno a esa apuesta, descansaría un mes en investigar a cuanta mujer se llevara a la cama, así que accedí para obtener un poco de tiempo de libre.

—Así que, sí me estabas advirtiendo antes con lo de tu katana ¿eh? Chica posesiva —se burló—, pero está bien, hecho.

Negué y callé, en serio era imposible.

Saqué un silenciador y le entregué otro a él, no podíamos ser ruidosos si queríamos aguantar una hora; terminando se enroscar el mío tuve que usarlo cuando una figura de calor se asomó por un árbol cercano, di directo en la cabeza del tipo y lo vi caer al suelo.

—Uno a uno —informé.

Sonreí porque el juego se acababa de tornar divertido.

Los Vigilantes comenzaron a llegar uno por uno y tratamos de eliminarlos antes de que avisaran sobre nosotros, pero tras el reguero de cuerpos que íbamos dejando, era imposible no delatarnos; hubo algunos con los que tuvimos que enfrentarnos cuerpo a cuerpo y más de una vez me dediqué a ver todo lo que silueta de Aiden me permitía y cuando mi vista se acostumbró del todo a la oscuridad, fui testigo directo de toda la sangre Pride que corría por las venas del pequeño LuzBel; no cabía duda de que sus padres lo entrenaron más que bien y se convirtió en una máquina de matar muy peligrosa luego de inmiscuirse en las organizaciones para obtener venganza y defender a su hermano.

Hacía muchos movimientos similares a los de su madre, aunque tenía un juego sucio como el de su padre que lo hacía ver salvaje, como un pequeño león siguiendo los pasos de su progenitor.

Hubo un momento en el que un grupo de cinco nos rodeó, ellos dieron el aviso de nuestra ubicación y fuimos conscientes de que si no nos apresurábamos, pronto estaríamos en mayores problemas; así que, colocándonos con nuestras espaldas presionadas entre sí, nos metimos en un combate cargado de adrenalina y muchos golpes. Entre todos nos atacaron y como profesionales nos defendíamos a matar, las reglas eran esas y juraba que el señor Pride crio a sus hijos con el mismo lema que nos diciplinaba en las organizaciones: siempre seríamos cazadores, jamás presas.

Caos (Orgullo Blanco 3) (Pronto En Físico)Where stories live. Discover now