Cap 13: No es amor, es obsesión

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─Llegamos ─me avisa.

Lo veo rodear el auto para abrirme la puerta, se ve encantador, me hace sentir orgullosa.

─Señorita Engel, se ve divina pero si no quiere verme molesto la velada entera procure acomodarse el escote ─me susurra.

Le lanzo una mirada acusiante que no sostiene por más de dos segundos, pasa sus manos por mi espalda y me insta a caminar junto a él. Huele exquisito, luce perfecto, cómo no admirarlo tanto si me hace botar la baba.

En la recepción un joven con esmoquin le dice algo al oído, Ricardo asiente y luego le entrega las llaves de su deportivo. Entramos al exclusivo lugar y las miradas no se hacen esperar. De haber sabido que venía para una alfombra roja no hubiese venido. Ricardo sonríe y saluda afable.

Las mesas, las sillas, los aperitivos, la gente, MALDICIÓN, todo huele a dinero. ¿Con qué clase de familia me estoy mezclando?, ¿serán mafiosos? Verónica, deja la paranoia.

─Relájate ─me susurra ─, la mayoría es familia. Procuramos parecer bien avenidos.

─Tú familia, no mía ─le planto ─, debiste decirme que venías de la nobleza.

Ríe, con disimulo aprieta mi cintura y acerca su boca a mi oreja.

─Creí que tu obsesión por mí te llevaría a investigarme a fondo ─me muerdo el labio pero de inmediato me tenso con la inoportuna presencia de mis... sus padres.

Ricardo se gira y no duda ni un segundo en felicitarlos, los abraza y luego les entrega un sobre, que, supongo, es el regalo. Tan atento.

─Verónica, hija, te ves guapísima ─dice Margot. Oh, por favor, guapa ella con su vestido de gala que parece diseñado por diosas.

Me abraza y me regala un beso, Ricardo observa a su padre quien me mira con desaprobación, aunque con mucha más indignación.

─Y viniste ─me dice ─, tu sola presencia me descompone.

─César, no empieces ─lo regaña Margot.

─Déjalo, Margot, veamos qué tiene que decirme hoy.

─Papá, no volvamos a lo mismo.

─Claro que no, Ricardo, ya no pienso joderte con lo mismo, tu verás si te conformas con tan poco.

Me muerdo la lengua pero mentalmente lo mando al infierno.
Ricardo si no se aguanta y explota.

─Papá, un comentario más y nos vamos.

Su padre levanta las manos queriendo darse por vencido y luego desaparece de nuestras vistas. Margot no deja de excusarse, la pobre cree que abogando por su marido se me va a pasar la espinita que le tengo. Viejo... calma, mujer, es tu... es el padre de Ricardo.

─ ¡¡¡Verónica Engel!!!

Los gritos hieren mis oídos, los de Ricardo, e incluso, los de Margot. Todos giramos al tiempo para dar con el estridente chillido.

─ ¡Pero qué guapa! ─me abraza la chica.

─Amelia, tiempo sin verte ─hago un escáner de su cuerpo y, ¡Santísimo! ¿guapa yo? Puff, ésta chica es la mejor versión de Miss universo.

El profesor Miller © (SIN CORREGIR)Where stories live. Discover now