Cap 9: Somos fanáticos de lo prohibido

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No tengo ropa qué ponerme, es increíble que a mi mamá se le haya ocurrido lavar todo hoy, HOY, día de la cena.

─ ¿No que las formalidades no son lo tuyo?

─No lo son, pero ya que a nuestro bello hermano se le ocurrió la idea tengo que prepararme ─tiro la ropa del closet al piso, Cristina me ayuda a buscar algo "decente"

─ ¿Y si te presto un vestido sencillo?

─Ya dije que no ─de la pila de ropa saco una falta de jean, no es tan recatada pero está mejor presentada que el resto de trapos que tengo.

Quito del perchero una blusa de tirantes sencilla que compré en promoción, y saco las zapatillas que me regaló la abuela en Navidad.

─ ¿Quieres que te diga algo? ─miro a Cristina, a leguas algo la divierte ─. Verónica, ni con todo y ese atuendo de chica buena puedes camuflar tu verdadera esencia.

─Ja, ja. No ayudas mucho.

Mamá entra a mi cuarto casi que gritando ─: Los abuelos ya llegaron, Chris también y ustedes siguen aquí. A moverse.

─ ¿Qué hacen los abuelos aquí?

─Pues no se van a perder el espectáculo, bebé ─dice mi madre con sorna ─, por fin sientas cabeza.

Antes de protestar se va, mi hermana también me deja sola para que me arregle. Son ideas mías o mi mamá me hizo bullying, su sarcasmo me mató.

Reviso el celular para ver si Ricardo me ha dejado algún mensaje pero la bandeja de entrada sigue vacía.

─ ¿Y si lo llamas? ─conviene mi madre ─, quizá se le presentó algún problema.

─Llegará, mamá, si es como Chris lo describe ten fe de que lo hará ─comenta mi hermana.

Han pasado diez minutos desde que todos nos sentamos en la mesa, nadie ha dejado de presionarme para que les cuente un poco de él.

─Con esta demora queda descartado ─dice Chris.

El timbre suena, todos sonríen, en especial mi madre que no sabe dónde poner cada cosa en la mesa. Ni yo estoy tan nerviosa como ellos.

─Ya llegó la hora ─espeta mi madre al levantarse del comedor.

─Hey, yo abro ─así evito la pena. Mi madre asiente y se regresa a la mesa.

Antes de abrir respiro profundo. No será complicado, ya verás Verónica.

─Perdona la tardanza ─me dice, lo reparo sin disimular y las ganas de reírme son inmensas.

Está perfectamente vestido, zapatos negros, pantalón de jean, y una camisa en tono azul rey acompañado de un saco a juego con los zapatos. Ah, y trae un ramo de tulipanes, los favoritos de mi mamá.

─ ¿Me veo mal? ─abre sus hermoso ojos azules.

─Nah ─le doy un casto beso ─, vestido así date por bienvenido a la familia Engel.

─ ¿Muy formal?

─Demasiado ─río ─, déjame mejorarlo.

Le quito el saco y lo dejo sobre el perchero de la entrada. Ahora sí.

─Antes de que te presente con mi familia quiero decirte algo ─lo miro fijamente, rodeo su cuello con mis brazos y él mi cintura con lo suyos ─. No acostumbro a hacer esto, por favor, si escuchas comentarios incómodos es mejor que los omitas.

Sonríe ─Verónica, el nervioso debería ser yo y aquí estoy, listo para la masacre.

─Eso no sonó divertido ─le muerdo el labio.

El profesor Miller © (SIN CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora