Capítulo XI

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"El mar, ese mar que llama a muchos aventureros incautos a investigarlo hoy se tiñe de un color carmesí, invitando a muchos animales acuáticos a un festín glorioso digno de dioses. Es hora de salvar almas humanas y quizás, podamos salvar a algún ser de carne y hueso para que se nos una a la tripulación a futuro"

La batalla sangrienta era desventajosa para dragones e igniz, no sabían de donde habían aparecido tantos demonios, parecían miles de mosquitos que rodeaban a un solo ser y en tan solo minutos era devorado de la manera cruel posible. Era una batalla campal que no era imposible de vencer, pero sí difícil que muchos seres sobrevivieran.

Léonix se preocupó de reunir a sus tropas, juntarlas para crear una gran bola ígnea que iluminó los cielos por varios segundos e hizo caer a cientos de demonios al mar. Por otro lado, Dragner luchaba interminablemente con seres que se multiplicaban cada vez más junto a sus mayores guerreros, tanto de confianza como en habilidad para luchar, ¿Cómo era posible que las ballenas fueran perseguidas por un ejército inmenso de demonios? Era imposible, la razón más lógica del dragón es que las habían usado como un distractor. Y claro, para cuando se dio cuenta el rey de fuego, era tarde: de las ballenas que quedaban salían hordas y hordas sin parar de demonios, una astuta estrategia de parte de los seres malignos.

Por su parte, Rodrick trataba de repelerlos de la jaula, cuando iba a sacar su arma predilecta para luchar, recordó que, por un tonto orgullo, la dejó encima de la mesa del coliseo para rechazar a su rey, debido a esto se las tenía que arreglar como era posible: la espada corta que tenía de repuesto, con la que XXXIII lo amenazó. El problema era es que, cuando iba a desenfundarla, la espada no estaba ¿Cuándo se la sacaron de nuevo? En ese momento, vio como la hija de Número Cero le empezó a cortar las manos a los demonios que trataban de alcanzar a sus hermanos esclavos.

Por otro lado, XXXII protegía a la elfa, la tenía entre sus brazos mientras se hundían lentamente, el chico no sabía qué hacer, sus ojos rotaban de lado a lado buscando una salida y en efecto, pudo encontrar una esperanza.

Gracias a la abertura que los demonios lograron hacer en lo alto de la jaula, algunos humanos pudieron escapar por ahí, pero no de la mejor manera: el destino de muchos era sellado por los colmillos de los demonios que, por culpa del pánico, no pensaron en una buena estrategia para salir ilesos, a causa de esto, fueron brutalmente asesinados.

Estratégicamente, Shamash ya sabía que hacer junto a Número Cero, en cambio, Rodrick seguía tratando de evitar, junto a la chica, que entraran los seres malditos. El caballero se las ingenió para tomar un brazo cortado de un ente maligno y usarlo como arma. Si, el desgraciado usaba las garras para metérsela en los ojos a los demonios, no obstante, sufrió bastante rasguños en sus brazos, que por suerte eran protegido por su espléndida armadura.

Los movimientos de los defensores cada vez eran más lentos debido al agotamiento y a lo complicado que era moverse: el agua le llegaba hasta la cintura. El sumeriano empezó a tragar agua como un loco, los humanos que quedaban vivos veían sorprendentemente este acto: sus manos estaban juntas y sus ojos blancos. A continuación, expulsó el líquido entre sus manos que, gracias a las pequeñas grietas que hizo con los dedos, el agua pudo ser devuelta al mar. El objetivo fue cumplido, todos quedaron mirando lo que iba quedando en las gruesas y gastadas manos de aquel esclavo: Sal.

—¡Señorita XXXIII aquí por favor, rápido acérquese! —le exclamó con suma urgencia.

La sal, para algunas culturas era un elemento purificador y que ahuyentaba las energías negativas, como es bien sabido para los sumerios, la sal es una gran debilidad para los demonios menores. El hechizo de Shamash fue separar el agua de sal, pues como saben el agua de mar es salada, en otras palabras, tenía un buen elemento para repeler a sus enemigos. El hombre negro se gana al lado de la mujer, toma el arma de la muchacha y la unta con sal la espada para que pueda matarlos de un solo golpe. Al instante, se volteó para lanzar la sal que restaba al sector izquierdo, teniendo resultados positivos.

Número XXXIITempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang