6. Miraculous, Hitler y algo más

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Hace varios años atrás en el templo de Jokhang, Tíbet.

Los Miraculous no pueden caer en manos de cualquier rufián ignorante. Es por eso que ésta última preparación es importante para poder elegir al verdadero guardián. —explicaba el maestro Lin al término de su clase como respuesta a la pregunta de uno de sus discípulos.

—¿Y para qué necesitaría una última preparación? Si ya todos sabemos que escojerá a . —reprochó el alumno más agibílibus, ruin y  obstinado que existía en el templo.
Todos observaron a Fú con indiferencia y envidia a pesar de ser las personas más serenas del mundo, pues el trabajo de guardián de los Miraculous no se trataba nada mas que de una persona respetable, admirada y halagada.
El joven prodigio sintió vergüenza cuando su compañero Aldolf se quejó por su afirmación al decir en pocas palabras que era el mejor de todos, el más preparado y la mejor opción para el maestro Lin.

¡Aldolf! No es correcto que te expreses así de tu compañero. ¿Las cosas que  has aprendido aquí fueron en vano? —regañó el viejo.

—Lo lamento, maestro. —murmuró el tipo con poca vergüenza.

—Bien. Mañana empezaremos con la última práctica. Prepárense.

—¡Disculpe maestro! —levantó la mano el joven Fú para poder hablar. Éste le dió la palabra. —¿Y qué pasará con los bracelets? —inquirió observando la segunda caja que se encontraba al lado de los Miraculous.
Los “Bracelets” o brazaletes son un tipo de pulseras mágicas parecidos a los prodigios. Tienen un grosor de 5 centímetros aproximadamente y portan un pequeño diamante en el centro (cada uno de distinto color).
Son capaces de darle a la persona habilidades fantásticas como el poder de volar, super fuerza, crear ilusiones o alucinaciones, teletransportación, hipnosis, hasta el camuflaje en personas o cosas (como camaleón) La única diferencia era que no se necesitaba transformarse en un super héroe o portar un antifaz, sólo constaba de colocarse la pulsera como si fuera una normal y decir una clase de palabra mágica para activarlo y así el diamante se iluminaría como señal de que su poder está funcionando.

—Esas se quedarán aquí; las creamos nosotros, no como los Miraculous que se utilizaron hace siglos. —contestó el hombre para después dar por finalizada la preparación o clase para los aprendices.

Cuando todos se marcharon únicamente se encontraban dentro del salón Aldolf y sus dos amigos por órdenes del primero. Al parecer tenía un plan en mente, pues sus deseos de convertirse en el guardián estaban por los cielos a pesar de que sus intenciones no fueran buenas.

Apoderarse del mundo. Ese era su propósito.

—¿Y qué vas a hacer? —preguntó uno de sus amigos con curiosidad. —Eres el segundo mejor aprendiz, el primero es . Lin le dejará el cargo a él. —agregó con la inquietud de saber lo que rondaba por la cabeza tan ingeniosa y astuta de su compañero.

—No resultará. —dijo el segundo muchacho dándole la palabra al primero.

—Soy Aldolf Hitler. Mis planes siempre funcionan.

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—Ya oíste, te quedarás aquí vigilando la caja Miraculous.

—¡¿Pero por qué yo si existen guardias?! Además me perderé la práctica. —mencionó el mejor aprendiz con aflicción en su rostro.

—¡Ya escuchaste al maestro Lin, ! Te quedarás aquí. —contestó Aldolf con una sonrisa al ver que su plan funcionaba a la perfección.

Bajo Mi Mando (Miraculous ladybug)Where stories live. Discover now