☕03. Café con leche☕

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La mañana era mucho más amigable que la del día anterior así que con mucha tranquilidad Jimin tomó asiento en aquella banca de cemento en medio de la terraza, con un dulce café entre las manos, se colocó los auriculares que transmitían  una hermos...

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La mañana era mucho más amigable que la del día anterior así que con mucha tranquilidad Jimin tomó asiento en aquella banca de cemento en medio de la terraza, con un dulce café entre las manos, se colocó los auriculares que transmitían  una hermosa melodía de fondo, la cual se había vuelto su favorita desde que la descubrió hace seis meses. Miró hacia el vacío esperando ver a las hormiguitas humanas hacer su rutina de la semana, tan apurados y hartos de la vida, cuando en este hospital las personas solo soñaban con sentir el pasto entre sus pies nuevamente. Hormiguitas humanas que malgastaban su vida y que se llevaban su atención a las nueve de la mañana, hasta que giró sobre sus pasos y lo encontró sentado en la banca, mirándolo de mala manera con un café entre las manos.

—Viniste... —pronunció Jimin un poco emocionado.

—Me gusta la vista, espero no molestarte.

Y sin decir más el extraño se puso los auriculares ignorándolo.

Pasaron esa hora sentados a dos metros de distancia, él permanecía en la banca mientras Jimin me sentaba en el suelo. Cada ciertos minutos lo miraba, no podía evitar la curiosidad que generaba en él, siempre con ese tono de voz tan frío, con su ropa oscura y su ceño fruncido. Era una persona con una gran tristeza en su interior, podía jurar que estaba solo en este mundo, o al menos esa sensación le generaba al verlo.

—¿Tanto vas a mirar?. —preguntó subiendo su cubrebocas y mirando la taza entre sus manos.

—Lo siento, trataba de adivinar que tipo de persona eres.

—Del tipo que no le gusta socializar y mucho menos que lo observe un extraño.

—Me lo imaginé, no necesitas aclararlo. Por cierto... ¿no estabas escuchando música? ¿o solo te los pones para aparentar? —lo dejó mudo, más de lo que ya era, y sonrió para volver a su celular, el cual no dejaba de vibrar.

—No es de buena educación prejuzgar a los demás, buscando que tipo de persona soy según tus ideas, es molesto.

—No te preocupes, no te molesto más.

—No molestas, mientras no te acerques más de lo debido —le advirtió algo amenazante.

Lo que dijo hizo sonreír al muchacho de labios gruesos porque si sacaba su vibras de dark boy, quedaba un chico pálido con ojitos pequeños que daba ternura. El desconocido cerró los ojos perdido en la melodía que escuchaba y él lo observó los pocos minutos que se permitió. Había algo que en serio no cerraba de ese chico, como si ocultara demasiadas cosas para su corta edad, Jimin ha tenido esta corazonada con cientos de pacientes y nunca fallaba.

—¿Por qué viniste?. —preguntó ya sabiendo que solo aparentaba escuchar música.

—Ya lo mencioné, porque me gusta la vista.

—Si, da un poco de paz sentarse a mirar el cielo de vez en cuando —llevó la taza a sus labios casi terminando el líquido en ella.

—Es un lugar muy lindo para un edificio tan triste.

𝒞𝒶𝒻ℯ 𝒫𝒶𝓇𝒶 𝒟ℴ𝓈  ||  𝐘𝐨𝐨𝐧𝐦𝐢𝐧Where stories live. Discover now