☕04. Macchiato☕

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Esperar toda la noche por el programa en el que saldría Seokjin comentando sobre su investigación, dejó a Jimin con un cansancio que comenzaba a desanimarlo, ojos rojos y ojeras violetas, estaba  algo mal para la mañana

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Esperar toda la noche por el programa en el que saldría Seokjin comentando sobre su investigación, dejó a Jimin con un cansancio que comenzaba a desanimarlo, ojos rojos y ojeras violetas, estaba  algo mal para la mañana.

—¿Me viste en la televisión?.

—Claro que si, estuviste genial, te expresabas muy bien, me alegra que puedas modificar tu lenguaje a uno más viable para que cualquier televidente pueda entenderlo. Estaba con Jane viendo el programa.

—Gracias, obvio que soy bueno, no es novedad lo que dices.

Siempre tan Jin.

—¿Y cómo va eso de la investigación?.

—Bien, pero mejor ven que te cuento como va todo hasta el momento mientras hablamos con el Dr. Keinz. —lo tomó por los hombros mientras seguía hablando— Cuando me llamaron del programa no podía creerlo, pensé que era alguna broma tuya como cuando eramos niños, pero...

—Lo siento Jin, tengo cosas que hacer, tengo que revisar a dos pacientes y...

—Entonces nos vemos a las diez en oncología. No llegues tarde, hermanito.

Desordenar su cabello cada vez que se veían se le había vuelto rutina y para él era una caricia al alma. Había olvidado lo que era estar juntos más de tres horas semanales, a veces llegaba a sentirse solo, un poco abandonado y no veía que en realidad Seokjin estaba dando su vida en busca de un tratamiento que salvaría una inmensa cantidad de vidas, se sentía egoísta por quererlo para si.

El pálido vestido de negro ha ido cada día al mismo horario durante una semana, compartían un café y no hablaban más que para saber si el otro llegaría al día siguiente a la misma hora, para no desayunar solos. Su voz se conocía poco y aunque Jimin  quería preguntar mil cosas, pero por miedo a que él extraño se espantara él se mantenía en el mismo silencio sepulcral. Colores y comidas favoritas, gustos musicales, tipos de café y lo lenta que era la recepcionista del primer piso, eran los temas más comunes en esa hora diaria que compartían, solo una pregunta por día y no más que una respuesta de máximo dos oraciones. Nada demasiado profundo ni mucho menos personal, una simple plática de mañana con un extraño con el que tenía la misma preferencia de café en común, excepto porque Jimin le ponía azúcar y para el extraño eso era un crimen.

—Llegas tarde. —escuchó en su espalda.

Un pálido muchacho con cubrebocas negro lo miraba de lejos.

—Entras último, tú llegas tarde.

—Estuve esperando afuera, pero por el frío entré —dijo en un tono realmente bajo para el bullicio de la ciudad de un martes por la mañana.

Quiso decir algo ante su inocente comentario de haberlo esperado, pero lo dejó pasar, no éran tan cercanos para bromear como lo hacía con Namjoon.

Se colocó los auriculares como cada mañana después de darse los buenos días, la fría brisa de otoño los acompañaba seguida de algunas nubes oscuras que amenazaban con llover, aunque realmente no sucediera. Se había olvidado que no estaba solo cuando un bonito pájaro se había posado en el borde de la cornisa y sin darse cuenta el muchacho se colocó más cerca de lo normal, no se sentó en la banca, sino en el suelo, a su lado. Generalmente había al menos dos metros entre ellos y esta vez solo era un metro y medio.

𝒞𝒶𝒻ℯ 𝒫𝒶𝓇𝒶 𝒟ℴ𝓈  ||  𝐘𝐨𝐨𝐧𝐦𝐢𝐧Where stories live. Discover now