CAPÍTULO 2

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— Las hadas tienen pene, hermano, te lo juro — asegura Beez con mucha firmeza — Son tan largos como las ramas de los arboles danzantes.

— Beshter idiota, no era una hembra — dice Dalila.

— Desde que me apodo Beez nunca había conocido a nadie como ella — declara arrastrando las palabras con cara de estúpido.

— Sabia que no era buena idea venir aquí — dije por lo bajo observando el caótico panorama.

— Tenia unas... — coloca las manos como si tuviera senos — Y unas... — las coloca en su trasero.

— Era transexual o travesti, no se Beez — digo.

— ¿Transexual de biológicamente mujer con pene o transexual de biológicamente hombre con tetas? — cuestiona con la mirada perdida en los recuerdos.

— Puede tener sangre Shus — comenta Dalila.

— Los de la dimensión Deidara hacen tantas cosas hoy en día que ya no se sabe que esperar — secundo.

Al ver que Beez permaneció murmurando para sí mismo y la mezcla de gemidos, embestidas y música no me deja escuchar, pregunto:

— ¿Y? ¿Quién le dio a quién?

— Este... — no responde.

— Ten cuidado, queda doliendo cuando lo hacen por el culo — aconseja Dalila.

— ¿Y tú como sabes? — cuestionamos los dos a la vez.

— Este... — y sale corriendo.

— ¡Alto ahí loca!

Vinimos a un club gracias a Beshter alias "Beez, el vicioso que golpearía hasta un dios por una botella de alcohol", apodo largo, igual a corta polla, ¿O cómo era? ¡Ah! Apodo largo, igual a corta historia.

Se siente el olor a sudor y a feromonas de cambia formas del infierno, gracias a todos los cielos no huelen tan mal como los de Terra. Pero lo que me tiene más descompuesto, el olor a sexo.

Me estoy conteniendo como no tienen idea para no beber o follar, pero las luces neón y los maravillosos cuerpos sudados que fornican sobre los colchones y dentro de la piscina me dejan hipnotizado. Es una imagen sublime, los clubs del infierno son otro nivel. Los humanos piensan que el infierno solo son almas y tortura y más almas, pero eso solo es una pequeña parte del infierno, la parte que viven ellos. Nosotros por otro lado, a los que llaman hijos del mal, demonios, criaturas bestiales y de más... solo somos los habitantes de las dimensiones que se entrelazan en el infierno.

Y si hay algo de lo que gozamos, es que somos quienes controlan las vidas de los muertos cuando dejan de ser humanos. Supongo que por eso nos echan la culpa de sus patéticas desgracias, pero bueno, estoy divagando para no tomarme ese maravilloso coctel morado brillante que me está haciendo ojitos desde la barra.

— ¡Bébelo! — grita Dalila mientras corría. Se había cambiado su ropa formal por un vestido provocador que tenía a más de uno babeando.

— ¡Bebe! ¡Bebe! ¡Bebe! — alienta Beez gritando, a lo que los folladores lo secundan entre gemidos.

Bueno, hay que hacer lo que pide el pueblo, ¿Qué de malo puede pasar? Tomo el vaso radioactivo y dejo caer su contenido por mi garganta.



(...)



Coloco mi mano contra la pared y vacío hasta lo que comí hace tres días en el suelo. Dentro de poco va a amanecer y sinceramente ahora estoy pasando por todos los arrepentimientos habidos y por haber en este jodido mundo. Dalila está sentada en el suelo con el maquillaje corrido y una botella en la mano mientras deja caer lagrimas como un manantial.

¡Yo Voy Arriba! [Gay] [PAUSADA INDETERMINADAMENTE]Where stories live. Discover now