SEIS

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Juliana salió de la oficina y se dirigió hacia el cuarto de Valentina cautelosamente. Se sentía confundida, agobiada y frustrada por esta situación, por no poder ser capaz de dejar todo atrás y olvidarse del pasado.

Tantos meses trabajando en no pensar en ella para que en los pocos minutos que llevaba en esta casa su mente se llenara de recuerdos. El problema más grande era que le estaban llegando recuerdos tanto buenos como malos y eso hacía que su confusión aumentara aún más.

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Juliana se encontraba sentada frente a la máquina de coser terminando los últimos detalles de uno de sus vestidos, así como los libros eran un escape de la realidad para Valentina, coser lo era para Juliana. A veces era agotador, la espalda y los hombros le dolían por estar tanto tiempo en esa posición y sus ojos se cansaban. Pero era algo que disfrutaba enormemente porque era algo tan habitual que ni siquiera tenía que razonarlo, sus manos actuaban en automático y le daban tiempo de pensar en otras cosas. Justo ahora estaba pensando en lo bien que le quedaría este vestido a Valentina. Era largo, llegando hasta el piso y flojo para que su novia pudiera bailar libremente y sin preocupaciones como tanto le gustaba, en color negro y de una tela suave y fresca, perfecta para el clima. Tenía un escote en V con detalles en color plateado y Juliana moría de ganas por vérselo puesto, no había mejor modelo en el mundo que Valentina.

A pesar de que trataba de que sus diseños fueran versátiles y que hubiera mucha variedad, lo cierto era que su máxima inspiración era su novia, cuando diseñaba las primeras medidas en las que pensaban eran las de Valentina, en su tipo de cuerpo, el color de su piel, el estilo que más le gustaba, sus colores preferidos y lo que la hacía sentir más cómoda. Valentina era su musa y poder crear para ella era un placer para Juliana.

"¡Mi amorcito, ya llegué!" Exclamó Valentina desde la puerta.

Juliana miró su teléfono y se dio cuenta que eran casi las 7 y había se había olvidado de hacer algo de cenar. "Aquí estoy, Val."

Escuchó los pasos de su novia acercándose y sintió sus manos posándose sobre sus hombros. Valentina le apretó los hombros dulcemente y bajó hasta su altura para darle un beso en la cabeza. "¿Qué cosa hermosa estás haciendo hoy?" Le preguntó al mismo tiempo que acariciaba sus hombros dándole un suave masaje y tratando de quitar la tensión acumulada.

Juliana dejó salir un gemido de agradecimiento. "Es para la fiesta de Eva." Le sonrío y se apuró para terminar las últimas puntadas.

"Creí que usarías el traje rojo."

"Más bien lo hice pensando en ti." Dijo sonrojándose un poco por la confesión.

"¡Ay, tan hermosa mi chiquita!" Exclamó emocionada. "Gracias, mi amor. Está increíble y muero de ganas por ponérmelo mañana."

"Ni siquiera lo has visto bien." Rodó los ojos y le sonrió a su novia.

"Todo lo que haces me encanta, ya sabes que soy tu number one fan." Se agachó para darle un beso en el cabello y siguió masajeando sus hombros mientras Juliana continuaba trabajando.

"Gracias, Val. Esta forma se te va a ver increíble." Respondió sonriente. "Serás la más bonita de toda la fiesta."

"Mi amor, tú eres la más bonita. Me vas a tener embobada viéndote toda la noche, como siempre." Volteo los ojos. "Además, muero de ganas por verte en ese trajecito." Le guiñó el ojo coqueta.

Juliana soltó una carcajada y se apuró a terminar. Se levantó de la silla para quedar frente a Valentina, la tomó de la cintura y la jaló hacia ella para darle un largo beso. "Te extrañé." La besó nuevamente. "Y no hice nada de comer." Confesó con una pequeña sonrisa al separarse.

Te cieloWhere stories live. Discover now