•Afterdeath• [SÉ MÍO]

Capitulo 24: Sanación incompleta.

-Algunos minutos pasaron y todos se hallaban más tranquilos que antes.

Ya que Geno era feliz,
Reaper era feliz,
y la autora también era feliz,
porque le gusta que os vaya bien.

Reaper lo sabía, aún así, no estaba muy convencido. Decidió no hablar del tema a profundidad con Frisk y Toriel cerca.

Esta última les invitó a beber la sustancia que había en esas flores y obedecieron, al tomar el primer sorbo, Geno abrió ampliamente su única cuenca demostrando fascinación y tragó enseguida-.

Geno: Es-Esto sabe muy bien.

Toriel: Jeje. Gracias, Geno. Las plantas están complacidas de escuchar eso. Después de todo, ellas nos brindaron este jugo de sus más maduros y frescos frutos, y con mi receta secreta de cocina le dí otro sabor.

Geno: Je... Genial.

-"Se nota que es una Toriel" Pensó-.

Frisk: -*Alagas a Toriel y continuas bebiendo*-.

Reaper: Es verdad, no había probado este antes, Tori.

Geno: ¿Antes?

Reaper: Si, algunas veces Tori me invitaba esta clase de bebidas.

Geno: Vaya, que suerte.

-Este, sin despegar las flores de las enredaderas continuó bebiendo al igual que los demás. Realmente estaba delicioso. Eso le hizo recordar a Reaper la otra razón de su visita, así que, dejó de beber y llamó la atención de Toriel-.

Reaper: Oye, Tori.

Toriel: -Baja su bebida- ¿Si, Reaper?

Reaper: Me preguntaba si podía pedirte un favor.

Toriel: Oh. ¿Qué clase de favor?

Reaper: Verás...

-La muerte bajó la mirada a su vaso y lo meneó un poco. Geno y Frisk solo escuchaban atentos-.

Toriel: ¿Es algo malo?

Reaper: No, la verdad no, solo espero que puedas ayudarme.

Toriel: Bueno, sabes que puedes contar siempre con mi ayuda si es que esta a mi alcance. Eres mi contrario y lo sabes.

Reaper: Je... Aprecio mucho eso, Tori. Pero la verdad no es muy grave...

-Subió la mirada y sonrió con algo de nerviosismo-.

Reaper: Quería saber si podías regalarme algo de tu sustancia de vida como el frasquito que me diste.

-Geno escupió el jugo de la impresión y empezó a toser bruscamente sorprendiendo a todos en la mesa. Recordó el objetivo para esa sustancia y no pudo evitar que la cara le empezara a quemar de la vergüenza-.