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—¡Eres el idiota más grande de la historia! —Dije mientras seguía golpeando a Daoming Si. —¡Por tu culpa todos me conocerán por ser la "mamá" que abandona a su hija por ir a un comeback! ¡Nunca más podre ir a un comeback de ellos de la vergüenza que siento por la estupidez que hiciste!
—¡Deja de golpearme me duele! —Se quejo tratando de esquivar mis golpes.
—¡Quiero que sientas lo que yo sentí cuando me vieron todos por la escenita que montaste! —Chille jalando de su cabello haciendo que lloriqueara.
Sentí unas manos en la cintura separarme del idiota que arruino mi reputación por sus idioteces.
—Tranquila, Soobin. —Dijo Jiang Chen. —Recuerda que enojarte de esa manera te hace daño.
—¿Por que no lo detuvieron? —Pregunte soltándome de mi amigo para observarlo a él y a los otros cuatro chicos.
—No creíamos que fuera a hacerlo. —Dijo Ximen.
—Yo si lo creí. —Río Lei pero al verme enojada tosió y volvió a permanecer callado.
—¡Eres un imbécil, Daoming Si! —Trate de lanzarme de nuevo a él para jalarle el cabello pero Jiang Chen volvió a detenerme. —¡Te matare en cuanto te vea solo, idiota!
El pelinegro se escondio atrás de sus amigos en canto vio que intentaría de golpearlo de nuevo. Las chicas solo veían la escena mientras comían algunas frituras.
—Kwon Soobin. —Me llamó mi papá que estaba en la entrada de la sala y me hizo una seña para fuera con el.
Jiang Chen me soltó al instante al escuchar la voz seria de mi papá y los demás se quedaron callados mirándome. Arregle mi cabello y seguí a mi papá en silencio hasta su oficina que tiene en casa y cerré la puerta cuando entramos.
—¿Que hace ese chico aquí si no es tu novio, Soobin? —Se cruzo de brazos.
—No lo sé, papá. —Hice una mueca. —Tenía entendido que el se quedaría, ni siquiera sabía que iba ir a buscarme y hacer un escándalo. —Bufé. —Tu mismo viste como reaccioné.
Negó con la cabeza pero borro su cara seria y la cambió por una sonrisa haciendo que me confundiera porque pensé que estaba molesto conmigo.
—Estoy muy muy pero muy orgulloso de ti, Soobin.
—Eh?
—Esa patada que le diste fue demasiado buena, sabía que eras una de las mejores en las clases de auto defensa pero no pensé que tanto. —Ríe. —Dame esos cinco mi pequeña pateadora.
Levantó su mano a una altura adecuada para mi y se la choque al instante mientras sonreía ampliamente mientras que por dentro descansaba aliviada porque no fui regañada por mi comportamiento.
