🏳️‍🌈doce🏳️‍🌈

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explicación abajo. eso es todo lo que diré. (?)

Si bien Kirishima pensó que aquella charla con Mina lograría calmarlo un poco o que siquiera serviría de algo, estaba medianamente equivocado

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Si bien Kirishima pensó que aquella charla con Mina lograría calmarlo un poco o que siquiera serviría de algo, estaba medianamente equivocado.

No. En realidad, estaba completamente equivocado.

Después de aquella noche en la habitación de Ashido, el pelirrojo se devolvió a la propia a dormir, algo más tranquilo luego de aquella charla. Al día siguiente, al desayuno, bajó y apenas vio esa maraña rubia se le acercó alegremente a saludarle, tal y como lo hacía antes sin problema alguno. Estaba seguro que podría controlar o al menos disimular todo lo que físicamente demostraba lo contento que estaba por el simple hecho de saludarlo.

No bastó nada más que su penetrante y fiera mirada para transformarlo en un puto manojo de nervios.

Vamos, tampoco podía esperar a que de un día a otro pudiera disimular por completo los sonrojos, las miradas fugaces y los rápidos latidos de su corazón… Tenía que haber sido muy iluso para considerar que eso era posible. Claro estaba que sus intentos de evitar que su rostro se coloreara de rojo, aunque fuera muy tenuemente, eran inútiles. Gracias al cielo, al menos no se le trababa la lengua al hablar.

De todas formas, incluso si lograba disimular algo, lo importante seguía ahí: por dentro seguía muriendo por el calor en el pecho que sentía cuando miraba al dueño de sus suspiros.

Toda la semana fue así: "normal", a excepción de esa extraña sensación cuando se encontraba junto a su amigo Bakugō. Kirishima agradeció que ningún momento incómodo volviera a ocurrir entre ellos, sin embargo el mero recuerdo de los ya acontecidos lograba avergonzarlo de sobre manera. Olvidar ese momento en la enfermería le sería muy difícil por mucho tiempo. 

Entonces, a veces se preguntaba si Bakugō, con su gran perspicacia e inteligencia, se daría cuenta de sus sentimientos, o al menos llegara a sospechar de ellos. Y es que, diablos, tampoco es que los ocultara tanto, menos con momentos ocurridos como el de su habitación, cuando lo tuvo sobre él. Sí, podía disimular, pero cuando Bakugō no estaba al pendiente de él, no dudaba en admirar ese bello rostro esculpido por el mejor de los escultores. 

Bah, ¿a quién engañaba? Sabía que aunque fuera obvio Bakugō no se daría cuenta jamás, no si no le daba alguna señal clara, cosa que por supuesto no haría ni en mil años. Aunque pasaran bastante tiempo juntos, el rubio no le prestaba tanta atención como él lo hacía.

¿Lo peor? Es que si Ashido lo pillaba mirando al mayor o algo, la chica no dudaba en molestarlo y hacerle sonrojar aún más cada que le decía "hoy volviste a comerte con la mirada a Bakugō", y esos momentos le hacían decirse que quizá contarle no fue las mejores de las ideas. La chica, tal y como le dijo aquella noche, los había empezado a "shippear", y no había ocasión en la que, estando a solas, no le mencionara cosas respecto a Katsuki ni le diera "increíbles ideas para dar paso a su relación".

¡Sí, soy gay! 🌈kiribaku/bakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora