Capítulo 3

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    En el gran salón del Bõsõzoku, todos estaban de muy buen humor. Kai  tenía visitantes: su pareja, Hari; el inspector Aizawa, de la policía de la ciudad; un rubio exagerado llamado Hizashi, que lucía una camisa de satén negro y que acompañaba al inspector; y Yuga, un barbero, que había llegado hacia el final de la tarde para arreglarme el pelo a Kai. Pero acabaron convenciéndolo de que se quedara a cenar.

   Katsuki se hallaba sentado en la penumbra, lo mismo que Eijiro, Tetsu y Hekiji. Cuando dieron las ocho, Eijiro sintonizó la radio el mitin en el estadio municipal. Kai se puso a parodiar el hallazgo del cuerpo del muchacho herido, Mashirao Ojiro. Ante cada gracia de Kai, el rubio soltaba una fuerte risotada, levantando su vaso de whisky. Resultaba difícil saber qué había detrás de esas payasadas; si el caso de Ojiro no sería un absurdo, si Shoto no se estaría poniendo en ridículo, o si todas aquellas personas no estarían encubriendo su verdadero nerviosismo. De todos modos, Kai se mostraba estúpido y molesto porque las risas de su alrededor eran falsas.

   En la radio presentaron a Shoto. Quizá no dedicara más de cinco minutos al tema del trabajo, a la organización, a atraer votantes a las urnas el próximo martes y a la necesidad de que saliera Dabi elegido. Después, dijo con mucha tranquilidad, explicaría por qué era necesario que saliera Dabi. Y empezó a hablar de Mashirao Ojiro. Contó que había sido un buen muchacho hasta que entró a formar parte de la pandilla de Chisaki. Habló del asalto al banco, de qué modo resultó herido y como fue llevado a un hotel. Explicó que Ojiro pidió que lo llevaran al Bõsõzoku para poder ver a Chisaki y reclamarle asistencia médica.

   - ¿Saben la respuesta que le dio Chisaki? ¿Saben lo que hizo por ese pobre chico de dieciocho años que le había ayudado a hacerse rico, que había contribuido con su parte en los ciento diez mil euros que se quedaba Chisaki para la llamada "protección"? Sacó a Mashirao del Bõsõzoku con destino a un sitio que desconozco pero al que jamás llegó, porque lo mataron por el camino ¿Quieren saber dónde pueden encontrar a Mashirao? En un barril lleno de cemento en el fondo del río Tama.

   Kai, que se había mostrado cada vez más jocoso a lo largo de la primera parte del discurso, enmudeció de golpe al escuchar "río Tama". Aizawa se puso de pie de golpe y empezó a escuchar con suma atención. Luego se quedó mirando a Kai, lo mismo hicieron Eijiro y Hekiji. Tetsu y Katsuki se miraron mutuamente. Resultaba innegable que ninguno de los dos tenía conocimiento de lo que sabían Kai y los otros tres. Yuga e Hizashi, sin comprender nada, miraban a Hari, que también ignoraban lo que estaba ocurriendo.

   - Kai, yo no aguanto más.

   Fue el inspector Aizawa quien habló de este modo. Luego, Kai dijo:

   - ¡Bueno, vamos, salgamos de aquí!

   Agarró su sombrero y salió de la habitación dando tumbos. Hari lo siguió. Aizawa dirigió al rubio una señal con la mano y se marcharon de allí. Hekiji, con aire impaciente, hizo una señal a Yuga y éste salió de allí asustado como un conejo, seguido por  Tetsu y por Eijiro y por el propio Hekiji. Katsuki se quedó allí solo durante unos cinco minutos. Encendió un cigarrillo y se puso a fumar escuchando sin prestar mucha atención el resto del discurso de Shoto. Cuando terminó, apagó la radio. Al poco tiempo entró Eijiro, y Katsuki le preguntó:

   - ¿Qué pasa por ahí afuera?

   - Blasty ¿has oído lo que acaba de decir el mitinero?

   - Eso ya lo han dicho los periódicos.

   - No, lo del río no lo han publicado. De cualquier manera, esto te deja fuera a ti.

   - ¿Qué quieres decir con eso?

   - Yo no he cenado. Comamos algo.

   Katsuki se acercó a Eijiro, cerró el puño y se lo pasó por la cara.

Blood RedWhere stories live. Discover now