Vine VI.

566 32 2
                                    

Donde tanto Violet como Cameron son vencidos por su orgullo.

Cameron.

Aquel club era demasiado ruidoso. Justo lo que me gustaba. A veces mis compañeros me llamaban escandaloso, pero, ¿qué se le iba a hacer? Lo llevaba en la sangre. Necesitaba gritar al menos dos veces por día. Allí, con tanta gente, tanta distracción, tanto ruido, daba igual si gritaba o no.

Al parecer, no era lo suficiente para acallar a mi estómago vacío.

Vale, eso de vacío era relativo, pues había cenado casi más que nadie. No entendía por qué seguía teniendo tanta hambre.

Se suponía que Nash y yo estábamos buscando a las chicas, pero mi mente voló a otro lado cuando mis ojos se toparon con una chica morena en lo alto de una escalinata. Había gente al rededor de ella, mientras hacía movimientos claramente provocadores alrededor de una barra. Sabía que era Violet sin duda alguna por su estatura. O de eso intentaba convencerme. No tenía nada que ver con la peculiar forma en que su negro pelo caía suelto y ondulado por su espalda, ni en sus movimientos ligeros y decididos, ni en como me había dado cuenta de esos detalles en tan solo dos días.

No, solamente sabía que era ella por su altura, nada más.

Me giré para decirle a Nash que la había encontrado, pero a mi lado no había nadie.

—¿Nash?

Me había vuelto loco, ahora le preguntaba al aire. No había ni rastro de mi amigo de ojos azules. Era como si se hubiese esfumado.

Volví a mirar a Violet. Un tío mayor que ella se había acercado con una media sonrisa que no me gustó nada. Susurró algo al oído de ella y se giró para mirarle. No hacía falta jurar que iba bebida, porque hizo como si le conociera de toda la vida y pasó sus manos por el cuello del hombre mientras seguía moviéndose al ritmo de la música.

Hora de intervenir, me dije.

Llegué hasta ella con dificultad, atravesando la masa de cuerpos que se balanceaban, intentando no empujar a nadie ni tocar en sitios que no debía sin querer.

Le di unos toquecitos en el hombro para llamar la atención de Violet mientras carraspeaba.

—Siento ser un aguafiestas, pero tengo que llevármela —le dije al hombre, más fríamente de lo que pretendía.

Violet sacudió un par de veces la cabeza, supuse que intentando averiguar quién era yo y por qué la estaba cogiendo del brazo.

—¿Qué haces? —me gritó indignada.

—Salvarte de algo de lo que probablemente mañana te arrepientas.

No habíamos andado ni diez pasos cuando se zafó de mi agarre.

—No sabes nada de mí, así que no intentes fingir que sabes de lo que me arrepentiría o no —se pasó las manos por el pelo para apartárselo de la cara.

—Además —continuó—, lo único que quiero hacer es bailar un rato y pasármelo bien —recuperó su ancha sonrisa y volvió al baile que minutos antes había dejado aparcado—. ¡¡PARTY HARD!! ¡WOOH!

—¡Violet! —la llamé, pero ya se estaba dirigiendo a la barra más cercana.

¿Quería jugar? Bien. Le robé un vaso de algo a la persona que más cerca tenía y le pegué un trago. Al parecer, el chico no se dio ni cuenta ya que estaba ocupado liándose con su novia demasiado acaloradamente.

Había una cosa llamada privacidad, gracias.

Decidí acabarme el vaso, total, no lo iba a necesitar.

Just Live [MAGCON]Where stories live. Discover now