Vine XVI.

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Donde reinan los gritos.

Violet.

Al despertarme vi a Danny de espaldas leyendo algo.

Me sorprendió que se hubiese despertado antes que yo, así que me levanté curiosa para ver qué le había llamado la atención.

—¿Y eso? —pregunté curiosa, poniéndome al lado de su hombro al ver una bandeja llena de comida en la cómoda.

Bufó soltando el papel, el cual casi cayó en el vaso de zumo de piña si yo no lo llego a coger.

Lo atrapé entre los dedos observando la caligrafía negra sobre la servilleta.

"Dan-dan,

Creo que esto es lo menos que puedo hacer por ti tras soportarme anoche. Gracias Frost, ya sabía yo que no dejarías a tu mejor amigo después de todo ;)

P.S.: Siento la presentación, era la servilleta o el papel de mocos de una extraña señora del comedor."

Reprimí una sonrisa al imaginarme a Nash pidiéndole un papel a una señora y esta mostrándole el de sonarse la nariz.

—Qué monada —me emocioné mirando a mi compañera de cuarto con el papel aún en las manos. Luego me di cuenta de algo fruncí el ceño—. ¿Qué pasó anoche?

—Me lo encontré en el pasillo tirado en el suelo más ciego que nada.

—¿Borracho?

—No, ciego de vista, no te jode.

Le saqué la lengua ante su bordería repentina.

—Vale, no te enfades.

—No hubiese tenido que cargar con él si te hubieses despertado del País de las Maravillas, ¿sabes?

—Ahora sabes exactamente como me siento cuando no te levantas por las mañanas —le sonreí descaradamente y fui a coger un puñado de cereales, pero mi amiga me pegó un manotazo tirándolos—. ¡Eh!

—Nadie ha dicho que puedas coger mi comida —cogió la bandeja posesivamente de camino a la cama—. Pensándolo mejor, toma —se dio la vuelta para tenderme el vaso con zumo—. Odio la piña.

Me encogí de hombros y me lo bebí de un trago. Pero mis tripas necesitaban algo sólido, según deduje por los gruñidos que empezaron a sonar dentro de mí.

Ni que estuviese preñada de un tigre, señor.

Después de desayunar decidimos que íbamos a pasar el día en el sitio donde haríamos el show y volveríamos un par de horas antes para prepararnos. Me vestí y me hice un moño desenfadado para estar moviendo cosas y trabajando. Odiaba cuando el pelo se me metía en la cara y me estorbaba. Era de los más irritante cuando tenía que estar cada dos por tres sacudiendo la mano para quitar ese mechón rebelde de los ojos.

Fue una mañana bastante tranquila, me la pasé casi toda con el pequeño Grier. No me podía creer que ese chico tuviese catorce años, era de los más frustrante. Me hacía sentirme acomplejada o con algún tipo de problema de desarrollo físico.

Mental, no, la verdad. Los dos hermanos de ojos azules tenían un serio problema ahí arriba.

Estaba descansando en un sofá después de haberlo movido desde el centro de la amplia sala hasta un rincón con la ayuda de Hayes, cuando Nash hizo acto de presencia.

Se tiró en el otro lado del sofá apartando a su hermano, el cual se quejó.

—¡Búscate su propio sofá!

Just Live [MAGCON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora