Vine XXX.

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Cameron.

Me miré por trigésima vez en el espejo.

La camisa negra plana que me había puesto elegantemente ahora me parecía de lo más sosa. Me quitaba color en la piel y me hacía lucir como si no supiera sonreír, poniendo una fea mueca en vez de una sonrisa.

Cameron Dallas no era una persona seria, para variar. Sin embargo, me la dejé puesta. Quería que la cita con Violet –nuestra primera cita– no fuera un chiste. Le iba a demostrar que me volcaba totalmente en ella.

En el hall me crucé con Nash, que también iba hacia la puerta, vestido como siempre, pero dispuesto a salir.

—Escuché que vas a ver a tu madre y Sky —comenté abriendo la puerta principal y dejándole pasar.

Aunque ya no estaba enfadado, habíamos intercambiado pocas palabras en lo poco que habíamos coincidido en la habitación, puesto que se pasaba horas metido en la de Becca. Le tenía absorbido hasta los huesos.

—Sí —esbozó una pequeña sonrisa—. Va a ser duro para Skylynn cuando me despida de ella otra vez esta noche, pero me aseguró que vendría mañana al pase. Les conseguí un par de vips.

—Eso es genial, tengo ganas de conocerla —le palmeé la espalda, sin retirar la mano en seguida. Atraje su atención—. Oye, Nash —vacilé—, estamos bien, ¿no?

Un brillo cruzó sus ojos cuando frunció los labios.

—Claro. No puedo evitar echar de menos a la única neurona que te queda en la cabeza. Hasta la bauticé como Lottie.

Reí y le dejé marchar. En mi giro de noventa grados, me topé de golpe con Violet, quién había contemplado la escena tranquilamente sin interrumpir.

Si hubiera tenido los reflejos suficientes, abría dejado mi boca caer. Llevaba una ropa sencilla, con vaqueros rotos pero elegantes que le llegaban hasta el ombligo y una camiseta morada que sospechaba que dejaba descubierta toda su espalda.

Había pronunciado su delineador negro, pero por lo demás, estaba tan preciosa como siempre había estado. Supuse que Violet me parecería de otro mundo aunque la viera en pijama.

Era la primera vez que una chica me hacía pensar eso.

—¿Problemas para encontrar las palabras? —dijo, luciendo tierna pero aterradora.

—Un poco. Mejor te lo demuestro —agarré la parte baja de su espalda y la atraje hacia mí, besándola suavemente antes de apartarme y susurrarle a centímetros de su cara—: Te ves extrañamente genial, ¿no crees?

Negó con la cabeza empujándome lejos juguetonamente, cogiéndome en seguida la mano cuando empezamos a caminar.

Cenamos en un sitio con vistas al bosque que me recomendó Danny. Durante el postre, tuve la impresión de que Vi quería decirme algo por como su pierna comenzó a botar de arriba abajo.

—Haloway, vas a provocar un terremoto en Turquía.

—¿Huh? —me miró sin comprender llevándose una cucharada de pudín de chocolate a la boca.

Posé la mano en la piel desnuda de su rodilla, deteniendo el temblor. La miré a los ojos.

—¿Cuál es el problema?

Se tomó su tiempo para acomodarse. Tiempo en el que se pensaba si abrir la boca y decir la verdad, u ocultarla.

—Verás —empezó, pero se calló al instante. Decidió cambiar la pregunta—. ¿Que Nash y tú os hayáis evitado por unos días tiene que ver con la llegada de Rebecca?

Just Live [MAGCON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora