Vine IV.

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Donde las chicas reinan en la pista de baile.

Cameron.

Violet, ¿eh? Al menos ya tenía un nombre con el que llamarla y no "la loca del boca a boca." La verdad era que al principio la idea fue divertida y espontánea. Cuando la escuché decir que ojalá me hubiese quedado sin respiración vi mi oportunidad de darle un pequeño susto. Parecía ser que de pequeño no tenía nada. Estaba seguro de que si las miradas matasen yo ya estaría más que en la tumba.

Me encontraba tumbado en la cama mientras esperaba a que el pesado de Nash se duchase para poder meterme. No pensaba perderme la cena del hotel por su culpa. Seguramente él se bajaría sin esperarme, a devorar todo lo que pillase.

—¡Nash! ¡Date prisa! —aporreé la puerta del baño.

—¡Ya voy! Qué pesado estás —contestó.

—Pesado tú, no sé que haces tanto tiempo en el baño.

—¡No seas guarro!

Capté que había pensado mal. Estallé en risas.

—¡No estaba pensando eso!

Abrió la puerta del baño y me miró con cara de enfadado mientras se ataba la toalla a la cintura.

—Su majestad ya tiene el lavabo a su servicio —hizo una reverencia para dejarme pasar.

Le cerré la puerta en la cara.

—No sé que manía tenéis todos de cerrarme la puerta en las narices —oí que farfullaba.

Me duché rápidamente y me cambié a una ropa un poco más cómoda, o sea, el pijama.

—¿Vas a bajar a cenar en pijama? —me preguntó Nash, que estaba mirando algo en su móvil.

—¿Tienes algún problema?

—Borde.

Suspiré.

—Lo siento, pero se me hace raro tener a personas nuevas en el tour —confesé.

—Ni siquiera las conoces bien —reprochó sin apartar la mirada de la pantalla de su iPhone.

—Me basta con saber que una casi me mata y me deja estéril.

—¿Te lo merecías?

—¡Claro que no! —me miró con una ceja levantada—. Oye, se supone que tienes que apoyarme.

—Lo que tú digas —siguió a lo suyo.

—¿Y a ti qué te pasa? Normalmente a esta hora estás que te subes por las paredes.

Bloqueó el móvil y lo dejó a un lado.

—La otra chica, Danny.

—¿Qué pasa con ella? ¿Te gusta? Puedo hacer de Celestino y que se enamore de ti en menos de dos días, si eso es lo que quieres. Le enseño los videos de tu hermana y la tienes en tus brazos... —Un almohadón estampado en mi cara hizo que cerrara la boca.

—¿Quieres escucharme? —dijo exasperado. Luego pareció darse cuenta de otra cosa y dijo:— Serás capullo, no hace falta que mi hermana entre en juego para poder gustarle a una chica.

Me encogí de hombros.

—Pero ganas puntos. Ahora, cuéntame.

—Cuando tenía ocho años era mi mejor amiga.

—Estás de coña —dije sin creérmelo.

—No. Era mi vecina y estábamos muy unidos. Me pasaba las tardes con ella haciendo tonterías y jugando a todo tipo de chorradas.

Just Live [MAGCON]Where stories live. Discover now