VI.

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Un mes después

Dale un mes a un soñador y hará de eso magia. Dale un mes a una madre y probablemente te mantenga acolchonado. Dale un mes a todo y veras que nacen nuevas oportunidades. Dale un mes a Kate y Michael y veras lo que pueden hacer con eso; hacerse amigos.

Aunque aún le parecía una mala idea en todos los sentidos a la familia Michigan la amistad entre el chico y la chica, nunca se fueron en contra de ello y, a decir verdad, no habían visto a Kate tan feliz desde que recibió su primera muñeca en navidad. Un mes puede cambiar mucho las cosas, en un mes no conoces a alguien para toda la vida, pero un mes te puede dar la posibilidad de querer hacerlo todos los días, hasta el final, y más o menos eso ocurrió con ellos dos.

Podrían haberse vuelto locos, pero simplemente decidieron que una amistad estaba bien. Entre las luchas por terminar enredados besándose y haciendo todo tipo de locuras sin ser algo, simplemente eran muy buenos compañeros de charlas, trataron de no sobrepasarse, de ser literalmente amigos, pero el gusto y algo más estaba a poco de volverlos locos.

Existen historias de parejas que pasan toda una vida conociéndose para poder llegar a ser algo y hay otras que a los pocos días ya saben que la persona que tienen a su lado es la correcta. La verdad es que Michael y Kate eran perfectos el uno para el otro, pero aún no lo sabían y a menos que uno de los dos lo admitiera nunca lo iban a saber.

—Me sigue pareciendo mala idea que hagas esto, pero como nada te va a parar de hacerlo no voy a luchar contra tus deseos— Kemira la segunda de la familia Michigan se encontraba sentada en un banquillo frente a su hermana, la cual se encontraba muy concentrada entre crema para pastel y frutillas—. Es más, me parece demasiado loco que te aparezcas por su casa un día como hoy.

—Su madre no está en su casa y bueno, no creo que sea malo el hecho de que una amiga vaya a la fiesta de cumpleaños de un amigo. No es ilegal y Kemira, ya todos lo aceptaron, acéptalo tú también.

—No somos familias iguales, tenemos todo lo que necesitamos, él tiene todo lo que quiere y ahí está la diferencia. Mich es increíble, es un gran chico y lo poco que llevamos conociéndolo es un chico con el cual cualquier mujer quisiera estar, pero no el que cualquier mujer pudiese tener y todos aquí sabemos que te estas enamorando de un imposible—. Kate escucho las palabras de su hermana mayor y dejo todo lo que estaba haciendo para mirarla con reproche. Últimamente sus hermanas mantenían el mismo discurso para todo, se estaba hartando de eso ya—. Y antes de que me digas que no sientes nada por él, son las tres de la tarde y estás haciendo un pastel de cumpleaños para alguien por el que no sientes nada.

—K, no pienso pelear contigo nuevamente sobre esto. Michael es solo mi amigo y no estoy enamorada de él—. No estaban cargadas de mentiras sus palabras, sí, el chico le gustaba y ya había tenido una semana golpeándose internamente para aceptarlo, pero no podía decir aun que estaba enamorado de él—. Y ser lo que soy o más bien lo que somos, lo cual me parece estúpido de tu parte que lo traigas a la mesa, no me hace menos merecedora de algo. Michael no es un trofeo, los hombres no son un trofeo por el cual competir y las mujeres no son una subasta. En la vida real no se trata de quien sea el mejor postor, las cosas no son de dinero, son de corazón y quizás en un mundo bastante retorcido, la chica que no lo tiene todo no pueda estar con quien quizás si lo tiene, pero en este o por lo menos en el mío, no se trata de quien tiene más o menos, simplemente se trata de con quien estar y ser.

Dichas las palabras regreso a la decoración su torta. Ese día era el cumpleaños número veinte de Michael Jones y aunque no era un chico fiestero, sus amigos lo convencieron de que hiciera una fiesta en su casa, a la cual Kate y sus hermanas estaban invitadas. La chica no tenía demasiado dinero como para comprar algo costoso y desde que había dejado el trabajo de medio tiempo en una floristería hace unos meses atrás para dedicarse a la escuela y a poder entrar en la universidad de sus sueños, cargaba en sus bolsillos lo estrictamente necesario y eso no le avergonzaba para nada. Así que decidió regalarle un pastel, porque era muy buena con ellos.

FLORES PARA KATE | LIBRO #2.5 |Where stories live. Discover now