Venezuela y salud mental

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Buenas, ¿tienen su taza de café lista? Hoy vine a hablarles de algo un poco serio, o al menos desde mi punto de vista. Como verán con el nombre, hablaré sobre mi país, pero sobre las consecuencias que está teniendo todo este problema, en la salud mental de sus habitantes.

Para comenzar los meteré un poco en contexto sobre la situación actual de Venezuela, en cuatro puntos:

· Economía

· Luz eléctrica

· Agua

· Seguridad

Actualmente la economía ha decaído y poseemos una inflación que ya superó el 1000%, ¿qué significa esto? Que el dinero no te alcanza para nada, ni siquiera para la comida. El dólar está devaluado y sube el precio todos los días, por lo que si compras algo hoy a 10mil, mañana puedes verlo en 15 o en 20.

Para que lo vean de esta forman, el último sueldo mínimo estaba alrededor de 18mil bolívares, eso es mensual incluyendo un bono de alimentación de 4mil (o menos) bolívares, o sea, que en general un venezolano promedio ganaba 22mil bolívares mensuales. Bien, ese venezolano promedio, quiere ir a comprar una hamburguesa, el negocio más barato te la puede dejar en 10mil bolívares, ¿cómo comes el resto del mes? Imaginemos que no se compra la hamburguesa y decide ir al supermercado y comprar lo más esencial: el kilo de carne está en más de 12mil, el queso supera los 15mil, un cartón de huevos (de 30 unidades) puede llegar a costarte 20mil, ¿cómo comes?

Ahora, con el tema de la electricidad. El servicio de luz eléctrica ha estado deficiente desde el año 2009 cuando Chávez (ex presidente) seguía vivo, sin embargo podía mantenerse estable y los cortes de luz eran muy poco vistos, de un tiempo para acá hemos pasado por diversas situaciones en donde se "debía" ahorrar luz eléctrica, muchos problemas venían por la falta de lluvia en el país (porque dependemos de fuentes hidroeléctricas) y otras porque los motores de estas fuentes se iban dañando y poco a poco nos hemos quedado con una solamente.

Pero desde Marzo de este año, nos hemos visto en una emergencia eléctrica en donde hemos tenido ya más de tres apagones nacionales, es decir, que todo el país se ha quedado sin energía por muchas horas, incluso días. A mí por ejemplo, me quitan la luz todos los días, entre 4 a 6 horas diarias, normalmente es de noche pero si ocurre en la mañana me la quitan nuevamente 4 o 6 horas más en la noche.

Hoy por ejemplo, estoy escribiendo esto sin luz.

Con respecto al agua, la situación es algo parecida. Hay lugares en donde esto no se ve tanto pero se supone que el agua debería llegar todos los días o incluso ser constante, desde hace ya varios años, las tuberías, el sistema hidrológico y no sé qué otra cosa más podría ser, se ha visto en un desbalance y una problemática en donde ya el agua no es constante y que incluso llega en un promedio de dos días por semanas. En la casa de mis padres por ejemplo, llega los martes y jueves en la madrugada y en mí casa, muchas veces los viernes o lunes, pero esto no es algo pautado como tal, incluso puede llegar a suceder que el agua no aparece por dos semanas o incluso un mes. Sin agua, ¿cómo te bañas, como lavas la ropa, los platos, la casa?

Y por último, la seguridad. No es un orgullo para mí decir que somos uno de los países con más inseguridad en Latinoamérica, la gente sale a la calle y es propensa a que la roben, la secuestren o incluso la maten. El nivel de inseguridad varía en torno a la ciudad, en Caracas (la capital) la taza de muerte por asesinato es más alta que en la de Margarita (una isla de aquí), en mi estado (Carabobo), es de acuerdo a las zonas y así vamos. No es algo que esté completamente generalizado pero sí que ocurre en repetidas ocasiones.

Pero a esta inseguridad debemos sumarle, todas las protestas y las marchas que ocurren en este momento. En donde no son los ladrones ni los criminales quiénes te matan sino los policías y los militares.

En Venezuela vivimos con ansiedad, diría que es una ansiedad funcional, en donde no presentamos los síntomas físicos de ansiedad pero sí los cognitivos, esos pensamientos recurrentes de: ¿qué cenaremos hoy? ¿O mañana? ¿O qué haré cuando se acabe el pan o la harina o la comida en general? Andamos con miedo a que Maduro dicte órdenes de subir el sueldo (porque todos los precios suben también) y revisamos todas las mañanas en cuánto está el dólar.

Hubo un tiempo en donde nos vimos muy afectados con la comida cuando muchos de los productos de la cesta básica no se encontraban y cuando había, se debía hacer una larga cola para comprarlos. Actualmente sí vemos los productos pero a precios muy elevados que no todos pueden comprar, y eso hace que veas en las calles a personas recogiendo comida de las basuras, niños pidiendo un poco de comida fuera de algún lugar o personas desnutridas caminando por las calles.

A eso le voy a añadir las medicinas, que a pesar de no ser parte de la alimentación, podría ser parte de la economía. Los medicamentos no se consiguen y si hay, a precios muy altos o en dólares. Prácticamente enfermarse es un lujo.

Con los temas de la luz y el agua vivimos trasnochados, al menos en mi casa, la luz se va de noche y el agua llega en la madrugada o a media noche. Con la luz podría solucionarse con irse a dormir así sin más, pero con el calor, los moquitos y la espera de que llegue para que puedas conectar la nevera para que nos e dañe la comida, uno no descansa. Y menos cuando hay que desvelarse revisando el agua en caso de que se vaya.

Con esto de los apagones, la gente ha estado muy nerviosa cada vez que la luz se va, porque puede llegar en cuatro horas o en seis o puede llegar al día siguiente o en tres días. El primer apagón hizo que mucha gente perdiera comida, muchas carnicerías regalaban la comida porque si no la perderían (esto también sería parte del problema económico). Yo casi que pongo a cargar el teléfono cada vez que llega a 60% por si algo sucede en el país.

¿Ven a lo que me refiero con la ansiedad?

Estamos adelantándonos a los hechos y no podemos hacer mucho como para que nuestra mente se calme, diría incluso, que el venezolano está en este momento propenso a sufrir en algún momento un ataque de pánico.

Y más con el tema de la inseguridad, como dije arriba (muy arriba) no es el criminal quien te mata sino el militar, eso hace que muchos anden con el miedo de ver a uno por las calles, por ejemplo, yo me encuentro a uno y en vez de sentirme segura, me siento en peligro, como si diese un paso en falso y bam, muerta.

Los militares matan, te apuntan con las armas y disparan bombas a tu propia casa, lo sé porque lo he vivido. Me ha tocado tragar gas lacrimógeno, en dos situaciones diferentes, por protestas en las que he asistido y porque han disparado dentro de mi casa (o en donde vivía para ese entonces)

El hijo de mi prima, que tiene unos seis años como mucho, vio un pájaro muerto frente a la casa de mi vecina hoy y le dijo a prima: mira mami, lo mataron los militares.

Lo mataron los militares.

Cinco años y asimila la muerte con los militares. ¿Cómo puede un niño vivir con eso? ¿Cómo uno hace que no le de miedo si es lo único que escucha en su casa? Mataron al vecino, mataron a diez personas hoy en las protestas, no salgas que te van a matar.

Que un militar te ataque sólo porque estás vestido de blanco.

O estés en contra del régimen que está actualmente.

El hijo de mi primo tiene cuatro años y odia (porque lo dice) a Maduro, porque Maduro le quita la luz, le quita el internet e hizo que su papá se fuera del país.

¿Cómo haces tú para que un niño no piense en eso si es nuestro problema actual? Los niños crecen con la idea de vivir reprimidos y no conocen lo que es sentir la libertad correr debajo de sus pies. Ellos incluso se preocupan por lo que sucede en el país cuando no debería preocuparles nada.

Últimamente se ha dicho que el venezolano es resiliente, y lo creo, creo que lo somos porque si de otra forma fuese, ya habríamos muerto todos. Pero la resiliencia no hace que uno pueda vivir tranquilamente su vida teniendo mil y un problemas respecto al país a sus espaldas; los pensamientos, la angustia y el miedo seguirán ahí hasta que todo por fin pueda calmarse y cesar.

En otras palabras con todo esto, vivir en Venezuela no es sinónimo de salud mental y dichosos son aquellos que a pesar de todo lo que ocurre en el país, puedan gozar de ella.

Génesis Delli

Café con GénesisWhere stories live. Discover now