C. 18

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[ ¿Todavía insistes en creer que éste lugar te pertenece?
Ahora es mí hogar y tú no eres bienvenido. ]



No podía ser cierto, esto no era verdad, ese de ahí no era Jimin, no podía ser.

—Eh, eh, ¿qué haces? —alzó su vista hacia Jeon, que cubría el cuerpo inerte frente a él. —Quita esa cosa de su cara. —se levantó sujetando la muñeca del pelirrojo.

—No dejaré que Taehyung despierte y lo vea. —se zafó, tapando por completo a Jimin. Dio un vistazo al rubio que había acomodado en su cama previamente, inconsciente. —Debo sacarlo de esta casa antes de que despierte. Es cómo una tumba de sus familiares y amigos aquí.

—Mierda, en eso tienes razón —concedió — Pero, ¿a dónde vas a llevarlo? A demás, te será difícil cargar con él. También está ese otro tipo que salió de su cuerpo. ¿Seguro él está bien? —miró el cuerpo de Jimin —No me parece dejarlo aquí tampoco y-

—Para ya, ¿quieres?. Deja de preguntarme cosas, no tengo idea de nada. —lo miró — Y Park está muerto, poco importa dónde lo dejemos.

Min sintió molestia ante ese comentario, Jimin no era un simple animal como para dejarlo tirado en el suelo.
—No quiero dejarlo ahí.

—Pues lo siento por ti. A demás, ¿qué tanto te importa? A penas lo conociste ayer.

—¿Y quién eres para juzgar la importancia que le doy a alguien? ¿Desde cuándo conoces a Taehyung? Un poco más y ya pasan a tercera base.

—N-No es lo mismo — apartó la mirada — Él... Él... — él confió el Jungkook a pesar de todo — Él es alguien puro, puedo ver eso.

—Jimin también lo es. Pude ver eso. —dio fe.

—Eran mejores amigos, creo.

El silencio se instaló en la habitación, hasta que Yoongi habló.
—Quiero que esto termine.

—A este punto no sé si se pueda detener —susurró —no sé si sea posible traer a todos los que se fueron —volvió su vista al peligris — Pero te aseguro que hay maneras de hacer pagar a Seokjin.

—Con eso me basta. —dijo con seriedad. No le importaba si todo podía revertirse, tampoco quería enterarse si en otras partes del mundo estaban peor o igual, siquiera quería saber si todo esto tenía solución. Lo que buscaba era venganza, qué Seokjin pagara con su vida la que acababa de quitar. —¿Qué hay que hacer?

—Hay que buscar a Hoseok.




Jung Hoseok se encontraba frente a la casa de Jungkook, pero no había señal de que alguien estuviera ahí.
Los zombies sólo pasaban por su lado sin darle mayor importancia, pero aún así se sentía en peligro. Él estaba suelto en éste plano y podía sentirlo.
El amanecer había llegado y esperaba que Seokjin no pudiera caminar bajo el sol, que se diera cuenta de que su plan había fracasado y que continuar con esto era absurdo.
Pero toda posibilidad de eso quedó sólo en la nada cuando logró ver a Yongsun, la segunda mano de Seokjin, caminar lo más alegre por la calle.

Sus miradas se encontraron y la mujer supo enceguida quién era él.
— Tú no perteneces a este plano, ¿no es así? —dijo una vez se acercó. — ¿A qué pobre infeliz le robaste la oportunidad para ocupar su lugar? —preguntó con burla irónica.

—Jung Hoseok. —contestó con recelo. —No puedo creer que sigan haciendo esto después de ver cómo dejaron todo —señaló a su alrededor. — ¿No ven que sólo trajeron desastre a este mundo?

Yongsun rió exageradamente. —Qué hipócrita. ¿No hicieron ustedes lo mismo? Ese no es tu lugar, esta vida no te pertenece, ¿y aún así te atreves a juzgarnos? Tú y tu ciega amiga —se burló.

—No es lo mismo, nosotros nos vimos obligados a ésto, queríamos evitar que ustedes llegarán, pero...

—Pero fallaste —rió. —Fallaste y Seokjin logró llegar a este lado, una vez que Jungkook tocó a la primer persona, convirtiéndola en un jarrón vacío, fue cuestión de tiempo para que todo siguiera su curso. Fue una buena elección ese chico.

—Arruinaron su vida y la de todos a su alrededor —acusó.

—¿Y no es peor lo que ustedes hacen? —dijo con enojo ante las acusaciones. —Por lo menos le permitimos tener su vida. Ustedes son los que quitan por completo al dueño de esa carne.

Eso era verdad, era irónico e incluso hipócrita reclamarles algo que ellos mismos hacían, pero no tenían otra forma más que usar el mismo truco que ellos para enfrentarlos.
—Tú y Seokjin deben irse ahora

—No. De hecho, me encargaré de mandar a todos y cada uno de los individuos que quedan aquí hacia el lado oscuro y ocupar todos estos cuerpos con los otros que aún nos esperan en nuestro plano. Ellos podrán ver con sus propios ojos lo bello que es este lugar. Podrán sentir con su propia piel el frescor que aquí corre. Podrán vivir la vida que siempre merecieron.

—Eso sería la destrucción para este mundo. Son una plaga, un veneno para la vida. Ustedes no pertenecen aquí, si vienen, todo lo que siempre quisieron apreciar, será destruido y sólo quedará la nada, la nada de la que dicen estar cansados y entonces, dime, ¿qué diferenciaría el lado oscuro y medio? ¿De qué habría servido toda esta destrucción? Por favor, razona.

—¡No! No, ustedes deben de razonar. —sujetó la cabeza de Hoseok por ambos lados y fijo sus miradas, su piel no quemaba ante el toque de la piel del pelinegro y, aunque Jung tampoco sentía dolor ante el toque de Sun, sí podía sentir el aura venenosa que ella emanaba. Los sueños y esperanzas que ellos tenían no se podían realizar y no querían verlo. Eran veneno puro para la vida, para la naturaleza. Hoseok lo sentía en el alma, en serio le dolía lo que por naturaleza a los Otros les tocaba vivir, pero así eran las cosas y su prioridad era respetar y proteger la vida.
Tomó las muñecas de Yongsun, liberando su propia aura, que ahora sí comenzó a quemar la piel de la mujer, que se quejó e intentó alejarse, pero Hoseok no se lo permitió. —¡Sueltame! ¡Me estás lastimando!

—Yongsun, perdona, pero así son las cosas. —presionó aún más, Yongsun gritó de dolor, rogando que la soltara —Si no vuelen por las buenas, los obligaremos — si él seguía lastimando su cuerpo de esa manera, ella-

—¿Tú y quien más? —su voz burlona se escuchó tras Hoseok. El chico soltó a Yongsun que cayó al suelo, comenzando a llorar al ver sus muñecas lastimadas y el dolor quemar muy profundo. — El chico que debería ayudarte ni siquiera sabía porqué estaba aquí, pero ya no importa, no es problema ahora—miro a Yongsun —Levántate, tienes que reponerte, nena. —detrás de él, más de veinte zombies esperaban cuál perros de caza. —Aún tenemos mucho que hacer, querida. —miró a Hoseok. —Así que espero que no te importe que te deje con mis amigos — Seokjin chesqueó los dedos y apuntó al pelinegro. En menos de un segundo, las personas tras Jin comenzaron a perseguirlo y no le quedó más que comenzar a correr.

¿Seokjin habría matado a Jimin?
Eso no podía ser. Tenía que encontrarlo y pedirle que lo ayude en esto, él no podía sólo. Necesitaba la ayuda de Jimin o no tendría siquiera oportunidad.

Aunque ahora su prioridad era escapar de los caníbales.

Los OtrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora