Tu Verdad

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[ ¿Has oído hablar de las dos caras de la Luna? ]





—Seokjin —susurró — ya vine. —se agazapó entre los árboles, iluminada levemente gracias a la luz que la luna le brindaba.

—Moon —Se alegró. —Necesitaba verte urgentemente. —se levantó de donde se hayaba sentado. —Ya tengo un plan —dijo alegremente, procurando tener una distancia prudente respecto a la otra.

—¿Un plan? Jin, espero que no sigas con esa idea absurda.

—No es absurda, puedo hacerlo, no sólo por nosotros, sino por toda mi gente. No es de mi agrado que sólo podamos vernos cada cuarto menguante o creciente.

—No, Jin, lo que tu quieres... Es despiadado, inmoral... Inhumano.

—¿Inhumano? Tal vez no te hayas dado cuenta porque vives en un lugar semejante al paraíso, pero este lado no es exactamente un spa. He visto cómo viven aquellos que están entre las dos dimensiones, aquellos que viven viendo ambos lados de la Luna sin sufrir efecto de ella. Lo he visto, Moon, y lo quiero.

—No. —dijo firme y dando un paso atrás. Su sola luz iluminaba la nada misma. — no es nuestro lugar. Debo.. Dejo irme ya. —trató de alejarse.

—¡No! —Jin la tomó del brazo, pero lo apartó rápidamente sintiendo su mano quemar —Agh... No, no, Byul, escuchame, es fácil, será fácil, ni siquiera lo notarán, puedo hacer que nazcamos en ese lugar, de nuevo, puros, simples... Humanos. —sonrió convencido de lo que decía.

—¿Qué? ¿Cómo planeas eso? Es imposible.

—No lo es. Bebés nacen todos los días en ese plano, todos los días, su almas aún no se purifican de ninguna manera, ni bendición de sus padres o de alguna religión, ellos nacen y durante ese lapso donde pasan del vientre materno al exterior, puedo hacer el intercambio. —asintió, acercándose un poco más a ella.

—¡¿Intercambio?! ¿Intercambio de qué? —preguntó confusa.

—De la mente, del alma, de corazón. Puedo hacer que los míos lleguen allá y ellos queden acá.

—Seokjin, ¡¿enloqueciste?! ¿Planeas cambiar de plano con los humanos? ¿Traerlos a ellos aquí? No puedo permitir eso.

—¿Qué? —rió — Yo no puedo seguir permitiendo que nuestros niños crezcan en este lugar. Nada hay aquí, nada.

—Es lo que nos tocó vivir Seokjin. —dijo firme — Tu vida y la de...los otros, está de ese lado, la nuestra de este otro, nuestro deber no es cambiar de lugar, sino mantener el equilibrio.

—¡¿No lo entiendes?! —la sujetó por los brazos a pesar del calor ardiente que empezaba a sentir. —¡Vivir aquí no es vivir! ¡Estamos en completa oscuridad, nada crece, nada vive, nada se siente! —Moon Byul se removió, el tacto de Seokjin comenzaba a afectarla, la oscuridad se colaba por su piel. —¡No podemos conformarnos con lo que ustedes nos dan! ¡No puedes pedirme que no lo intente o que me conforme desde la posición privilegiada en la que estás! ¡Mientras los míos se mueren entre la angustia y la desesperación, la envidia!, tú y los tuyos viven entre la calma y la paz, ¡los del medio viven aún mejor que todos nosotros!.

—¡Ya sueltame, me lastimas! —se removió, mas Jin no le dio importancia siquiera a sus manos quemadas por la luz que la chica desprendía.

—¡¿Por qué tenemos que hacer nosotros el trabajo mientras ellos disfrutan?! ¡¿Por qué no cambiar lugares?!

—¡Lo que pides es imposible! —de un empujón, lo apartó, haciendo que cayera al suelo —¡Ustedes son una plaga! ¡Una enfermedad! ¡Son el mal, la desdicha y desgracia de la vida misma! ¡Si llegan a tocar el mundo natural, lo destruirían sin pensar, sin querer tal vez, pero lo harían! —se alejó —¡¿por qué creen que están ahí?! ¡No coinciden con la vida, no encajan con ella! ¡Son sólo destrucción y lo sabes!

Jin la miraba con furia. La mujer que le había prometido amor eterno, a pesar de los problemas que sus encuentros clandestinos podrían ocasionarle a ella, quién le había dicho que a pesar de vivir entre la luz, él era lo único que podía iluminar su corazón, esa misma mujer ahora le decía que era la peor criatura que podría existir.
—¿Y qué son ustede entonces?

—Somos vida, Seokjin, paz, calidez, la luz. Somos el amor, Jin.

El pelinegro rió —¿Amor? Ustedes no saben qué es eso... Sólo quien conoce la desdicha puede ser capaz de distinguir el amor cuando lo ve... Ustedes, quienes vivieron cómodamente entre sentimientos banales e irreales, jamás reconocerían el amor si lo vieran, no podrían distinguirlo.
Nosotros no elegimos esto... —se paró. —Te quiero Byul, pero mi familia, mi gente, vale más que todo el amor que podría yo entregarte. Así que, lo siento.

Byul se sintió mal, lo anterior fue dicho sin medir palabras, trató de acercarse a Jin —Perdoname, por favor. Yo sé que no eligieron esto... Pero es lo que les tocó. Simplemente deben conformarse.

—No pedimos esto... Yo no quería esto.. —volvió a decir. La plateada pudo distinguir el vacío puro en sus ojos y sintió miedo, dando unos pasos hacia atrás —Y-Ya debo irme, Jin...

—Ya no puedes irte. —dijo al tiempo que la muchacha chocaba con otro ser a sus espaldas. Se volteó rápidamente, espantada al verse rodeada de esos otros seres que no notó antes —No así. —sintió a Seokjin a sus espaldas y el filo sobre su cuello.

—Seokjin, no lo hagas... No traerá nada bueno esto...

—¿Sabes lo que es vivir en plena oscuridad? ¿Lo saben tus ansestros? ¿Lo saben tus compañeros? ¿Lo saben los humanos?

—Seokjin... —lloró —por favor, no me mates.

—No podría... —posó su mano libre sobre los ojos de la muchacha, quien comenzó a gritar y trató de quitarla, quemando la mano de Jin con su tacto, pero a la vez, el tacto de Jin quemando sus ojos. Soltandola cuando al fin la dejó en la completa oscuridad. Moon cayó al suelo, llorando de dolor físico y pena. Ella ya no veía.
—Ahora que lo sabes, ve al lado de la luz y cuéntale a tus ansestros, cuéntale a tus compañeros, cuéntale a los humano lo que significa... —la mujer pegaba gritos desgarradores. Esa sensación era algo que jamás había sentido. Las manos de Jin estaban calcinadas.
—Y diles que no vuelvan, ya no los vamos a recibir. Tenemos ya lo que necesitamos. —sonrió —lo tenemos del otro lado. Llevenla al borde de su hogar, qué se arrastre a hasta él sola. —ordenó y se retiró del lugar.












Taehyung le había dicho que no era motivo suficiente para hacer lo que hizo. Pero Taehyung no sabía nada.
Aún así, su cuerpo se sentía más cálido que el de Jeon y no lo dejaría ir así de simple.
No abandonaría la sensación que había estado buscando por tanto tiempo.

Los OtrosWhere stories live. Discover now