¡NO!

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— SIGUE CORRIENDO— grita Ariel mientras corre unos metros delante de mí.

— No puedo más, hemos corrido mucho— digo antes de dejarme caer en el frio suelo.

— Vamos, solo van cinco kilómetros, faltan dos más para iniciar el calentamiento— dice sin dejar de trotar a mi alrededor.

— ¿calentamiento?— pregunto incrédulo, yo estoy que no puedo dar un paso más y este apenas es el precalentamiento.

— ¿Dónde quedo eso de soy más grande que tú, resisto más?— pregunta deteniéndose frente a mí.

— Es fácil para ti, tú no eres humano— digo viéndolo— es injusto— el me mira y niega.

— Tu tampoco eres del todo humano— responde mirando al horizonte.

— Igual tengo una parte humana— refuto.

— Si quieres defenderte debes ser fuerte y ágil— dice aun si quitar sus ojos de la nada— además debes aprender cómo defenderlos— dice desviando su mirada hacia el otro lado.

— ¿defenderlos? ¿no basta con arrancarles la cabeza?— pregunto.

— Funciona temporalmente, si solo destruyes su forma terrana les tomara un tiempo recuperarse y volver, si los desciendes son atados en el abismo infernal y de allí no pueden salir muy fácil eso da mucho tiempo— responde viéndome.

— Entiendo— digo.

— Vámonos de aquí, algo se acerca— dice iniciando a caminar por donde veníamos.

— ¿demonios?— pregunto.

— No, algo de la naturaleza, a veces es peor que cualquier acto sobre natural— dice iniciando a correr.



Sin dudar ni pensar en el cansancio sigo al moreno, no es que tenga miedo ni nada pero con él es mejor no refutar nada, corremos sin parar hasta llegar a la cabaña, ambos nos detenemos al ver al mismo hombre que nos siguió en el aeropuerto sentado en el pórtico, Ariel se adelanta hasta quedar frente al sujeto quien lo ve directo a los ojos, ambos se miran fijamente, los ojos del sujeto de piel morena cambian por un segundo.

— Entiendo— dice Ariel después de unos minutos.

— Mi nombre es Zard, estoy aquí para ayudar al Serafín a protegerte— dice el de ojos azules.

— Eres un terrano— digo viéndolo.

— Así es, por elección propia— dice acercándose a mí, Ariel hace lo mismo— en el cielo fui un ángel guerrero pero me canse— dice con una sonrisa ladina.

— Quiere proteger la vida al igual que yo— dice el de ojos verdes entrando en la cabaña.

— ¿no vienes?— pregunta el recién llegado entrando igual a la casa.


Me adentro en la casa un poco molesto sin saber por qué realmente, me dejo caer en el sofá para descansar un poco, extrañamente el aire aquí se siente pesado aún más que cuando alguno de ellos aparece de la nada, Ariel no despega los ojos del de piel morena, desde que llegamos lo veo incomodo con ganas de cambiarse más parece reusarse a dejarme solo con el nuevo integrante del grupo, parece que aun cuando tuvieron esa charla mental o que se yo no confía del todo en él, me pongo de pie ya cansado de la situación, según mañana aprenderé lucha cuerpo a cuerpo y debo descansar, golpes en la puerta me hacen despertar me siento en la cama un poco adormecido, la puerta se abre y el moreno se asoma.

HIJO DE CAÍN ( GAY )Where stories live. Discover now