CAPÍTULO XXXIII: ESO NO ES AMOR

4.3K 307 24
                                    


Recorrí el edificio a paso apurado, pero imponente, estoica, preparada para cruzarme en cualquier momento con Lara y no flaquear ni mucho menos perturbarme. La verdad siempre andaba así por la vida, pero esta vez le daría especial énfasis en no descolocarme si se me presentara la oportunidad de encontrármela. 

Me preguntaba si había cambiado en algo, si seguiría igual o más bella de lo que era antes. Si sus ojos seguirían teniendo ese brillo que tanto los caracterizaba, si su aroma seguía siendo tan intenso y agradable como antes, si...

—¡Mierda! —gritó alguien al chocar conmigo, sobándose el hombro y agachándose ligeramente para recoger el libro que traía entre sus brazos.

—Perdón... yo no... —traté de disculparme llamando la atención de la mujer que ahora se enderezaba para mirarme.

Era ella, Lara Faúndez en persona. Si antes pensaba en cómo lucía, ahora estaba confirmando todo por mi misma. Estaba aún más hermosa —como si fuese posible­—, su cabello estaba un poco más corto, y con su mirada posada en mí, pude notar como sus ojos recuperaban ese brillo. Estaba utilizando un vestido corto, fresco, veraniego,precioso. Le quedaba perfecto.

—¿Samanta? —preguntó intentando tomar mi hombro, como viejas amigas que se volvían a reencontrar después de mucho tiempo—. ¿Qué haces aquí?

Buscándote para volver a besarte, a amarte, para demostrarte cuanto te he extrañado y que no quiero que te vuelvas a separar de mí. Eso diría si las circunstancias fueran distintas, pero no, se fue porque quiso, porque prefirió creerle a un pobre hueón que lo único que quería era verme rota.

—¿Por qué te fuiste? —pregunté, siendo lo único que pude procesar.

Lara inmediatamente cambió su semblante. Ahora se notaba un poco nerviosa, seria, incluso triste.

—Alonso me di... —comenzó a decir, pero inmediatamente la interrumpí.

—Ah, claro, Alonso te dijo... Chucha, menos mal que confiabas en mí —respondí, enojada—. Obviamente es mucho mas fácil dejar tirada a la hueona que te estabas comiendo, antes de tener que escuchar su versión de las cosas. —Lara ya se encontraba angustiada.

—Yo no... no lo pensé. Sam, de verdad, perdón... —se disculpó, como último recurso.

­—¿Perdón? Te llamé mil veces, y te escribí otras mil más. No respondiste ninguna mierda, nada, simplemente desapareciste del mapa —lanzaba las palabras, furiosa—. Han pasado dos años... ¡Dos! Me enteré de que estabas acá por una mina. Quise buscarte porque pensé que me ibas a responder algo lógico, al menos que te habías ido por algo mas importante que un simple "Alonso me dijo", pero me equivoqué, parece que contigo siempre me he equivocado. —solté al borde de las lágrimas—. Demás jamás quisiste de verdad estar conmigo, ¿cierto? Obvio que no po, fui la pendeja culiá que te podías tirar nomás.

Lara estaba peor que yo, ya se encontraba llorando, y odiaba verla así, como si no lo mereciera por todo lo que había hecho.

Llegué a la conclusión de que no tenía objetivo seguir preguntándole estupideces, si ya la respuesta estaba clara. Me debía marchar de ahí, y ojalá no volver a topármela de nuevo.

—Sam... por favor, perdóname... yo... —trató de decir, deteniéndose y tomando aire—. Yo te amaba y... aún te amo. —soltó por fin, tratando de tomar mis manos.

¿Me amaba? ¿Eso es lo que dijo? Mi corazón comenzó a latir aceleradamente, como primera reacción. Ella me amaba tal y como yo lo hacía. En cualquier otra situación, sería la respuesta que todo el mundo espera, pero tras todo lo que había ocurrido entre las dos, simplemente pensé que en realidad no me amaba. Seguramente lo estaba diciendo como último método para que la perdonara y quién sabe qué más quería de mí.

—Eso no es amor, Lara. Debiste pensarlo antes —respondí cortante, soltándome torpemente de su agarre y alejándome del lugar.  

Había sido una pésima idea buscar a Lara. Todo lo que había sentido hace dos años, volvía con aun mayor intensidad tras unir las piezas en mi mente, y llegar a saber que solo me había utilizado. Caminando de regreso hacia el casino principal, donde se encontraban mis amigos, me cuestioné sobre el amor, o lo que me pasaba a mi con esto, supongo que de alguna forma el hecho de no haber tenido ninguna relación como tal en estos años se debía a que he generado cierto temor a enamorarme de alguien, o solo no había conocido a nadie como Lara. Aún así, elegí pensar que todo se debía a lo primero.

Los dos pololeos que he tenido han terminado mal, bueno, uno peor que otro claramente. Pero en ambos casos las mujeres se van. Tal vez no es tan complicado como lo estaba pensando, y tan solo soy una triste repelente de relaciones a largo plazo.

¿Arte? Es amarte (LGBT) (LESBIANAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora