La presencia de sus padres era obvia, pues los ruidos de platos y vasos en la cocina los delataban.
Sin embargo, aquella mañana, el causante de que su sueño acabara, había sido su despertador, y no los gritos de aquellas personas que, por un descuido, le habían dado la vida.
Eun Ha, demasiado cansada como para notarlo, se levantó de la cama, se vistió, a duras penas, y bajó las escaleras.
Entonces, se encontró con esa extraña situación; sus padres estaban sentados en la mesa, frente a frente, desayunando, en completo silencio.
Algo confundida, Eun Ha se encaminó hacia la puerta principal, dispuesta a salir de la casa.
—¿Llevas tu almuerzo? —preguntó la mujer, en un tono relajado que pocas veces tenía la oportunidad de escuchar.
—Uhm... comeré en la escuela —respondió la menor, sin poder esperar a cerrar la puerta detrás de ella.
—Ten un buen día —habló esta vez su padre, cuya voz, al contrario de la de su madre, solo lograba escuchar cuando ellos peleaban, y nunca en un comentario dirigido directamente hacia ella.
—Gracias —dijo, sin atreverse a girar para mirarlos directamente, pues en cualquier otro día, esa simple acción siempre significaba al menos una pequeña pelea.
Eun Ha finalmente salió de la casa, según ella, logrando escaparse de una incómoda situación que, en cualquier otra familia, hubiese sido completamente normal.
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¡hola! ¿cómo fue su semana? espero que muy bien. uwu ¿me extrañaron? ya sé, estoy muy ausente, pero realmente estoy ocupada en días de semana. aún así intento actualizar. bueno, ya saben que los adoro, y espero que les haya gustado el capítulo. <3
