Eun Bi se dejó caer en su cama, dejando escapar un leve suspiro, acompañado de cierta frustración.
No había logrado cruzarse con la chica de cabello corto una sola vez, luego de ese breve encuentro antes de su primera clase.
—Ye Rin —llamó, manteniendo su vista fija en el techo—, ¿cómo puedo saber si me gusta alguien?
—Oh, parece que mi hermana finalmente cayó en "las garras del amor" —se burló la mayor, sin apartar su mirada de la pantalla del teléfono—. Deja de decir tonterías, Eun Bi; esas cosas no existen.
Dicho esto, Ye Rin se colocó su auriculares, dejando a su hermana con las palabras en la boca.
—Sí existen —protestó la menor, por lo bajo, antes de voltearse hacia la pared.
( . . . )
¿Ir a su casa, en la noche, para hablar sobre un beso que probablemente había arruinado su relación de amigas?
A Eun Bi no le parecía la mejor opción.
Sin embargo, y aunque corriera riesgo de recibir un portazo en la cara, se sentía obligada a hacerlo.
Decidida, tocó al timbre un par de veces, hasta que, finalmente, la puerta en frente de ella se abrió.
—Hola —saludó, formando en sus labios una tímida sonrisa.
—Hola, Eun Bi —respondió la de cabello corto. Esta vez, no tenía manera de escapar, y eso era un punto a favor para Eun Bi—. ¿Quieres pasar?
La menor asintió, ingresando, con un paso lento, en la casa.
—¿Qué haces aquí tan tarde? —preguntó, llevando una de sus manos a su cabello, para enrrollar un dedo en éste.
—Necesitamos hablar —insistió Hwang—. Escucha, si lo que pasó entre nosotras te hizo sentir incómoda, en serio lo siento...
—No, no —se apresuró a interrumpir Eun Ha, agitando levemente sus manos—. No es por eso.
—Entonces, ¿por qué me evitas? —cuestionó, acercándose unos pasos más a ella—. Escucha, prefiero ser honesta, y decirte que ya no puedo verte como una simple amiga.
Eun Ha se mantuvo en silencio, concentrando su mirada los nerviosos dedos de la menor.
Ésta, por su parte, sentía como los nervios comenzaban a consumir su interior.
—Yo... Creo que fue mala idea venir.
Dicho ésto, le dio la espalda, dispusta a salir por la puerta.
Sin embargo, la mano de la mayor tomándola por la muñeca la hizo voltear nuevamente, provocando el choque de sus labios.
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