Las miradas de mis compañeros se posaron sobre mí, algunos con los ojos totalmente agrandados ante la petición de Rita. Regularmente cuando ella le pedía a alguien que la acompañara a su oficina no significaba nada bueno.

Caminé entre los cubículos de la sala con la cabeza escondida entre los hombros, mientras sentía que las miradas de todos me siguieron hasta adentrarme en la oficina donde Rita me esperaba.

—Toma asiento, esto acabará en unos instantes —dijo mientras tecleaba sin parar en su computador.

La tensión me invadía, trataba de pensar en las veces que había llegado a cometer errores en mis escritos. Pensaba en que tal vez las columnas que había escrito no habían sido buenas. Tal vez mi sección de la farándula ya no era verdaderamente necesaria y terminarían por sacarla del periódico junto conmigo. Maldita sea.

Estuve en su oficina sentada por lo que fueron varios minutos mientras la escuchaba teclear sin cesar. La incertidumbre me comía y la ansiedad me obligaba a revolver el borde de mi camisa con los dedos.

—Estuve hablando con algunos de los editores, —comentó— y hemos encontrado que los chismes de la farándula ya no son de mucho interés para nuestros lectores —Lo que más me temía— así que ahora que vamos a terminar el año, esperamos comenzar el siguiente con algunos cambios...

Era mi fin, me acababa de mudar y recién me había gastado todos mis ahorros. Si me despedían me vería en la necesidad de regresar a la casa mis padres, lo que sería muy humillante. Escuchaba que Rita seguía hablando pero mis pensamientos sólo se enfocaban en las decisiones que tendría que tomar una vez que quedara desempleada.

—... pero ahora que Samuel se va a retirar, hemos considerado que podríamos mejorar tu posición en el equipo, —Tomó una gran bocanada de aire—, ¿qué te parece?

Mis ojos quedaron grandes como platos ante la reciente afirmación. Necesitaba confirmar lo que mis oídos acaban de escuchar.

—¿Sam se retira?

—¿No me estás escuchando, niña? —Se llevó una de sus manos a la cara para acariciarse con severidad la sien. Olvidaba lo mucho que irritaba a Rita el tener que repetir las cosas—. Samuel ya no va a estar con nosotros el siguiente año y queremos que nos ayudes con los estelares.

Si quería averiguar lo del retiro de Sam, seguro que este no era el momento. Debía concentrarme en la propuesta de Rita.

—¿Entonces voy a cubrir lo que refiere a los casos policiacos y las investigaciones?

—Todo eso de corrupción, carteles, secuestros, asesinatos y sangre que tanto sueles escribir en tu blog.

Aquella declaración me había tomado por sorpresa, tanto que mis labios se habían despegado del asombro.

—¿Ha leído mi blog? —inquirí con genuina curiosidad. 

—¿Nina no es así? —Rita se había relajado en el respaldo de su silla, ahora se encontraba mirándome fijamente. Prendió uno de sus cigarrillos, mientras yo me conservaba en silencio —No es el pseudónimo más inteligente para alguien que escribe en su mayoría sobre el día a día de Fraga, no cuando se pretende conservar el "anonimato". Entonces, ¿lo tomas o lo dejas?

Nina, ese era justo el apodo que utilizaba en mi blog para mantener mi identidad oculta y mis fuentes en secreto. No sabía qué era lo qué me tenía más atónita, el hecho de que Sam se retirara, que Rita me estuviera proponiendo un ascenso o que mi jefa leía mi blog. Estaba feliz pero a la vez la estupefacción del momento me entorpecía.

—Vamos, niña, que no tengo todo tu tiempo —dijo mientras aleteaba con una de sus manos para alejar el humo de cigarrillo de su rostro—. Si no lo quieres sólo dime y se lo puedo dejar a alguien más.

AmarettoWhere stories live. Discover now