P2: Capítulo 30

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Umbrarum, enero 27, 2015


Dos días habían transcurrido desde los entrenamientos con Cassie, que se habían detenido en favor del acondicionamiento físico con Haru y Brennan.

Los soldados lordinos se habían marchado el día anterior, pero, esa mañana, se había decidido que el viaje sería aplazado para dentro de una semana y se dosificaría en cuatro mañanas, porque era preferible priorizar mi preparación en lugar de apresurar la entrada a un Reino para el que no estaba lista.

Por ello, y aprovechando que no había soldados cerca, Alhaster decidió proponer que moviéramos nuestro lugar de entrenamientos hacía terreno con más relieve, aún en tierras lordinas, pero hacía las montañas y bastante más lejos de las ciudades que nuestra primera elección. De modo que él y yo pudiéramos empezar nuestro entrenamiento también.

Entonces, era justo allí donde estábamos Alhaster, Luigi y yo, al borde de un precipicio, habiendo dejado a los demás en un campamento improvisado.

—El frío es terrible —señalé, con los dientes apretados, sosteniendo con fuerza la gruesa capa que estaba usando, por indicación de mi dragón.

Has tenido inviernos peores en Long Island, ahijada.

—Pero esos días no elegía actividades al aire libre o que implicaran saltar precipicios.

—Buen punto —concedió Luigi y le sonreí, encogiéndome de hombros—. De cualquier manera, ahora tendrás una especie de Dragones 101. Antes de fortalecer cualquier vínculo, debes conocer sobre nosotros.

—Así es, por ello empezaremos con nuestro punto débil —acotó Alhaster, atrayendo mi atención hacia él—. Nuestras alas pueden ser atravesadas con facilidad, siempre que se apunte justo al lugar en que se unen con nuestro cuerpo. Allí, no tenemos escamas y, de usar un arma con inaeternum, habrá una alta probabilidad que la herida sea letal.

—¿No se supone que son inmortales?

—Sí, pero eso no significa invencibles. No morimos por enfermedades o causas naturales, pero pueden matarnos, si saben cómo hacerlo.

—¿Qué hay del cuello? —indagué con un nudo en mi garganta.

—Nuestro cuello es muy fuerte. Las escamas son más gruesas en nuestra cabeza, cuello y pecho. Solo podríamos resultar heridos si somos mordidos por otro dragón en esas zonas —informó Luigi—. Sin embargo, una mordida no tendría por qué ser letal.

—Tengo otra pregunta. Veo que Alhaster y Kay son razas distintas, ¿cuántas existen?

—¿Has visto a Kay? —preguntó mi padrino.

—Ayer —confirmé—, volaba con Lía. No creí que fuera algo importante.

—Siempre es importante, ahijada.

—Ya no importa —descartó Alhaster—. No hay mucho que un vuelo nos comunique y asumo que esa visión fue una respuesta al deseo de Ilora de conocer a Lía.

—¿Puedo tenerlas a mi antojo? —cuestioné sorprendida.

—No, porque no eres un oráculo, solo ellos pueden recibir las respuestas a cualquier pregunta planteada. Cuando dije que fue una respuesta a tu deseo, me refería a que los dioses pudieron apiadarse y permitirte acceder a ello, pero todo lo que ves es y será aleatorio.

—Entiendo —asentí, tratando de no hacer evidente que me había decepcionado—. Pero no han respondido mi pregunta sobre las razas de dragones.

Tienes razón. Son seis razas de dragones. Ya sabes que soy un Sacra Ignis. Kay es un Nigrum Regnum y, como has visto, es un dragón negro por completo, de los más agiles de los nuestros. Luigi, por otro lado, es un Clamorem, sus escamas son azuladas y los suyos se caracterizan por ser calmados y amar el frío. Están los Thesaurus, que son verdes y muy perseguidos por los cazadores, ya que poseen conexión con los espíritus.

CDU 1 - El despertar de Ilora [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora