P1: Capítulo 9

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Tierra, enero 20, 2015


Dos días habían pasado desde aquella inesperada visita. Iliana había retomado sus turnos en el hospital y Eu Sung había acabado con la asesoría pendiente de la Universidad, pero había tenido que viajar a Newark para ayudar a Wisdom con la tarea de reubicar una pareja de tritones —cuyo hijo mágico estaba causando algunos desastres—.

Mientras, yo permanecía esperando en el jardín a que Alhaster se dignara a aparecer, luego de dejar un mensaje en mi buzón desde el número de la casa de Moradores.

«Prepárate para salir, estaré contigo en un rato», había dicho el dragón, lo bastante rápido y exaltado como para preocuparme.

Estuve a punto de tomar el auto e ir por mi amigo a casa de Wisdom, pero cuando iba a abrir la puerta, fui detenido por su voz.

—¿Tienes armas en tu auto? —cuestionó, entrando a su lugar en el auto e indicándome sin palabras que también lo hiciera.

—De manera oficial, tengo permitido portar una, pero en realidad tengo suficientes espadas y cuchillos para un pequeño ejército en el asiento de atrás —informé, colocando la llave en el arranque y sacándonos del jardín—. ¿A dónde vamos?

—Tenemos que ir por Ilora ahora.

—¿A qué nos enfrentamos? —cuestioné, sabiendo que tendría que estar sucediendo algo grave para que hiciera una solicitud como esa y de manera tan abrupta.

—Elfos, no sé cuántos, pero investigué lo que me mencionaste y estoy seguro que irán por ella hoy.

Asentí.

—No podemos irrumpir un hospital, Alhaster.

—Tampoco podemos dejar a Ilora.

—Nunca dije que fuera una opción —aclaré—. Solo intento pensar una forma de solucionar esto sin causar un desastre.

La imagen de Eu Sung vino a mi mente y enseguida supe cómo proceder.

—Creo que tengo la respuesta, dame un segundo. —Tomé mi teléfono, a pesar de mis propias restricciones de no tomarlo mientras conducía, y puse la marcación rápida, sabiendo que el bluetooth ya estaría sincronizado con los altavoces.

Tan solo necesitamos dos tonos y unos segundos antes de que me respondieran.

—Haru.

Ni siquiera me extrañó el saludo tan impersonal de mi esposa, pero sí que me divirtió ver a Alhaster buscar por todo el auto de dónde había salido la voz.

—Necesito tu ayuda urgente...

—Aún no he terminado por acá, saldré como en media hora.

—No, no quiero que dejes lo que estás haciendo. Necesito tus contactos; voy a irrumpir en un hospital y debe ser sin llamar más atención de la necesaria —expliqué, girando el volante para cruzar la siguiente intersección, provocando que Alhaster casi chocara contra el retrovisor.

—¿Le pasó algo a Iliana? —cuestionó mi esposa, en lo que señalé al dragón que se colocara el cinturón y yo mismo lo hice también. Con las prisas, ni siquiera eso había hecho.

—Aún no, pero Alhaster está seguro de que sucederá si no vamos por ella.

Se escuchó a Eu Sung golpeando algo, seguido de una excusa de su parte y una solicitud de que esperáramos en línea. Unos segundos después, una voz adicional se unió a la llamada.

—Mi sirena favorita...

—Necesito tu ayuda, Cassie —dijo mi esposa, interrumpiéndola y yo tuve que frotarme la sien para mantener la calma. Para mi sorpresa, Alhaster se mantuvo callado y yo estaba demasiado lejos del hospital como para sentir miedo.

CDU 1 - El despertar de Ilora [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora