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Era oficial. Sus peores temores acababan de confirmarse. Luka estaba muerto.

Amy sintió una punzada de dolor en el pecho y, de pronto, las luces se le apagaron Cuando volvieron a encenderse, se hallaba tumbada en el sofá y Moni estaba a su lado.

—Ya está volviendo en sí.

La voz de su novia traía un incómodo grado de alarma y trató de calmarla, pero solo pudo balbucear algo sin sentido. ¿Qué sucedía?

Todo era tan irreal. Acababa de regresar de unas dos semanas de trabajo intenso solo para descubrir que Luka había sido secuestrado. Si Linda, la señora de la limpieza, no le hubiera informado que encontró ropa sucia en el departamento de su amigo, jamás se hubiera dado por enterada. Lo conocía bien y no le llamó la atención que Luka no se comunicara con ella. Ese orgulloso jamás daría su brazo a torcer por ser demasiado engreído para aceptar su error.

Si algo le llegaba a suceder, jamás se lo iba a perdonar.

—Amy, nos asustaste. Te desmayaste al ver a los detectives y...

—La policía está aquí... —musitaba, algo mareada.

—FBI —corrigió Moni.

—Lo que sea... ¡Díganme que está vivo! —sollozó, tratando de reponerse.

—Mi compañero, el detective J. Murphy, y yo estamos a cargo de la investigación. Necesitamos su ayuda, señora Evans. Necesitamos que salga en los medios a dar un comunicado para que el sospechoso sepa que la investigación continúa.

—¿Pero eso no es obvio? —interrumpió cerrando los ojos para contrarrestar la jaqueca que comenzaba, producto de la tensión—. Yo no dejaré de buscarlo.

—Precisamente, es necesario que el secuestrador se sienta confiado de que estamos llevando la investigación lejos de él continuó el detective Murphy.

—¿Entonces saben quién fue?

—Tenemos un sospechoso y es bastante peligroso.

—Eso lo sabemos —intervino Moni y dejó a ambos oficiales con la boca abierta.

—¿A qué se refiere?

Al parecer, los detectives no esperaban semejante revelación.

—Tenemos a alguien que les puede dar luces acerca de todo esto —continuó su novia, poniéndose de pie.

Moni fue en busca de Jade y Patrick, quienes se habían refugiado en el dormitorio. De ahí salieron ese par de fugitivos. Jade venía adherida a Patrick y este se detuvo en seco, tras apenas unos pasos.

Amy pudo ver el recelo en los ojos ambarinos del chico. Tuvo ganas de levantarse y traerlos de los pelos. ¿Acaso no sabían que su testimonio era de vida o muerte? Pero en seguida recordó el estado en que se encontraba Jade, y se arrepintió de sentir tal impulso.

Los detectives se mostraron confundidos por la presencia de los chicos, pero se mantuvieron en un silencio expectante. Tendría que explicarles la situación, pero no sabía por dónde empezar. Amy cerró los ojos. El mareo no quería irse y eso la irritaba aún más.

A pesar de que estaban en lo alto de un edificio, aún se oía el sonido de las sirenas y de la horda de periodistas. Esperaban afuera como buitres por algún trozo de información para las crónicas policiales.

La desaparición de Luka tenía a la ciudad de cabeza.

—No voy a dejar que te hagan nada, Jade.

Esa voz tan gentil solo podía ser de Patrick. Él la sostenía sobre su pecho y eso era justo lo que necesitaba, porque solo podía percibir sombras difusas. Le acariciaba el cabello, también, con mucho cuidado.

Cachorros y AmosWhere stories live. Discover now