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Advertencias:
Lenguaje maduro, violencia, abuso y demás temas duros de tratar. No intento sensualizar nada, solo mostrar la crudeza de la realidad. Mi intención es escribir una denuncia social y de paso el protagonista tiene diesiseis-diesisiete. Les dejo un enlace externo para que la lean completa. Voy a editar algunas partes para no tener problemas.

https://wordpress.com/post/cachorrosyamos.wordpress.com


Por favor, sus comentarios me ayudan a mejorar, no se olviden de dejarlos.


Abrió la puerta y los vapores escaparon del cuarto de baño por el corredor como una corriente tibia. Emergió de entre la suave humareda perfumada con la toalla en la mano, en vez de la cintura, y se dirigió derechito a la sala en busca de sus gafas.

—¡Luka! ¿En serio? ¿Te puedes poner la ropa? Gracias.

Cierto, no estaba solo.

—¿Sigues aquí? —Luka le hizo una mueca a la figura borrosa sobre el sillón. Seguía en el mismo lugar donde la había dejado. Sin embargo, lo único que se puso fueron las gafas que habían quedado sobre la mesita de café.

—Sigo aquí y tú sigues desnudo. —Amy mantenía sus ojos fijos en los papeles sobre su regazo, con el fin de evadir su descarada desnudez—. Se buenito y ponte la ropa.

—Me gusta secarme así, al natural. ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no te has ido?

No tenían nada más que discutir y no estaba de ánimos para conversar.

—London Lukas Thompson —recitó Amy con tono cantarín, descruzando una pierna y enredándola en la pantorrilla contraria—. Vengo a verte y me tratas así. Otra persona no te aguanta tanto desplante, so hijo de puta.

—Le diré a mi madre que le mandas saludos. —Luka la imitó, tumbándose en su sillón favorito, tomó un libro y levantó la mirada—. ¿Sigues aquí?

—No me voy hasta que veamos lo de la Galería. —Amy resopló fastidiada.

—Ya discutimos al respecto —la cortó Luka antes de que pudiese empezar con la cantaleta. No tenía interés en tratar ese asunto por demás aburrido.

—¡No! Yo te dije «Luka tenemos que discutir sobre la Galería» y tú te fuiste a bañar. Te tardaste lo que te dio la gana, además. —Amy se acomodó las gafas, de marcos gruesos, sobre el tabique nasal con el dedo medio levantado.

—Pensé que te habías ido.

—¡Pues no! Sigo aquí esperando que te dignes a prestarme atención para concretar lo del local que encontré. Bueno, encontramos, fue el destino. Queda justo al ladito de ese restaurante donde Mónica y yo nos conocimos. ¡Ay, Luka! El lugar es precioso, es pequeño y acogedor...

—Pequeño y acogedor, suena a contenedor de basura. Es un basurero, ¿verdad?

Luka se reclinó sobre el sillón y la toalla, que hacía pocos esfuerzos por cubrirlo, abandonó su tarea y resbaló al suelo. Fue el turno de Amy de sonrojarse completa. Carraspeó incomoda, pero él la ignoró por completo.

—No es un basurero y no está tan mal. Necesita unos arreglos aquí y allá. Además, el lugar es céntrico y...

—Lo que sea. —Enterró los ojos en el libro—. Si tanto te gusta.

—¿Ni siquiera quieres verlo? ¿Planos, la distribución de los ambientes, la locación? —Amy sacudió el montón de papeles entre sus manos.

Era inútil. Luka, tan ajeno como siempre.

Cachorros y AmosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora