Capítulo 6

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No se si la foto se puede considerar spoiler, pero creo que era obvio que el momento estaba llegando...
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—Lady Stark ya está de vuelta —avisó uno de los hombres. La antigua Tully había entrado a los Gemelos para hablar con Walder Frey, el señor de la casa, pues necesitaban cruzar el Tridente para viajar al Sur.

—¿Y bien? —preguntó Robb cuando su madre entró a la tienda.

—Nos permitirá cruzar —dijo por fin, por lo que todos sonrieron con alivio—. Y nos dará a sus hombres.

—¿Qué pide a cambio?

—Su hijo, Olyvar, será tu escudero personal—. Robb asintió, pero al ver que su madre desviaba la mirada añadió:

—¿Y?

—Arya. Deberemos casarla con uno de sus hijos —Gwendoline sonrió divertida, a la chiquilla no iba a hacerle ninguna gracia. Su sonrisa se desvaneció al ver que el rostro de la mujer seguía serio y desviaba la mirada de ella a su hijo.

—¿Y? —repitió Robb, esta vez temiéndose la respuesta.

—Y... cuando termine la batalla tú te casaras con una de sus hijas —Gwendoline sintió que le faltaba el aire. La tienda se mantuvo en silencio durante unos segundos—. ¿Estás de acuerdo?

—¿Puedo negarme?

—No si quieres cruzar.

—Entonces estoy de acuerdo —sentenció serio y salió de la tienda. Lady Stark observaba a la chica con lástima. Theon se reía de su mejor amigo.

—Mis lores, mi lady, si me disculpan —dijo en un murmullo, para luego hacer una pequeña reverencia y salir al exterior.

El aire frío le congeló las mejillas, pero no le dio importancia. En cambio, se arropó con la capa y caminó por entre las tiendas en dirección al bosque, necesitaba estar a solas para aclarar su cabeza.
Aún tenía la espada colgando de la cintura, por lo que aprovechó la rabia y la tristeza para practicar con un árbol.

—Gwenth —la chica se giró con la espada en alto para defenderse, no se esperaba a nadie tan cerca. Robb se sintió terriblemente mal al ver los ojos rojos y las mejillas mojadas de la chica.

Cuando se dio cuenta de que solo era Robb volvió a descargar su espada contra el árbol.

—Gwenth, para —pidió el chico, deteniendo el nuevo golpe. Y la chica acabó llorando sobre el hombro de aquel que había causado su llanto—. Encontraré la forma —le susurró cuando la chica se hubo calmado un poco. Ella se separó, en realidad, no esperaba que fuera a conseguir nada—. Estamos recogiendo el campamento, vamos a seguir —le informó. Gwendoline asintió y le siguió de vuelta a las tiendas. Ella entró a la suya y empezó a recoger las pocas pertenencias que tenía.

Estaban descansando mientras repasaban el plan de ataque. Gwendoline se encontraba junto a Shadow, colocando la vaina de su espada en la silla cuando Robb se acercó a ella.

—Tú te quedarás con mi madre.

—No, sé luchar, puedo ir contigo —se negó ella, ya se lo estaba haciendo otra vez.

—Sé que sabes luchar, ya lo has demostrado, por eso necesito que te quedes con mi madre. Necesita protección —la pelinegra suspiró cansada. Sabía que en realidad esa no era la razón, pero no quería discutir cuando él debía guiar un ejercito a la batalla.

—Está bien, pero prométeme que volverás sano y salvo —Robb le mostró una preciosa sonrisa y la besó.

—Te prometo que si vuelvo me casaré contigo —por un momento el corazón de la chica saltó de pura alegría, pero luego recordó la condición de Lord Frey.

—No puedes prometer eso cuando ya estás comprometido a una de las hijas de Walder Frey.

—Ya te lo dije, encontraré la forma de que Lord Frey esté contento aunque no me case con una de sus hijas —Gwendoline decidió no insistir y tras besarse otra vez, Robb partió hacia el campo de batalla.

—Mi señora, mi lady, debemos irnos —les apremió Ser Rodrik, que siempre cuidaba de Catelyn. Robb les había hecho prometer que si no regresaba debían volver a Invernalia.

—No, todavía no —se opuso la mujer, y Gwendoline no podía estar más de acuerdo. Mera estaba junto a las patas de Shadow dando vueltas nerviosa. Al parecer ella también estaba preocupada por Viento Gris.

La pelinegra soltó un gran suspiro de alivio cuando vio el blanco caballo de Robb aparecer entre los árboles. Él y sus hombres habían conseguido capturar a Jamie Lannister. Los hombres celebraron la victoria, pero Robb estaba lejos de sentirse contento, aún debían salvar a su padre y a sus hermanas.

La tienda a su alrededor pareció perder todo el oxígeno. Gwendoline sentía que podría desmayarse en cualquier momento.

—¡Wendy! —exclamó Maege sujetando a su sobrina. Un guardia acababa de entrar a la tienda donde ambas conversaban para informarles de la ejecución de Eddard Stark. La chica no podía creerse que Ned, el hombre que prácticamente la había criado, había perdido la vida. Su cabeza rápidamente encontró el objetivo de su odio e ira, Joffrey Baratheon. Aquel ser repugnante iba a pagarlo muy caro, le daba igual que ahora fuera el rey. Cuando se recuperó de la impresión se levantó de golpe.

—Debo encontrar a Robb y a Catelyn —dijo en voz alta para sí misma y abandonó la tienda. Maege observó a su sobrina marcharse y un sentimiento de reconocimiento la inundó. Acababa de comprender que su pequeña Wendy estaba profundamente enamorada del Joven Lobo.

Conociendo a Robb se dirigió hacia el bosque que tenían junto al campamento. No le hizo falta andar mucho antes de escuchar sollozos.

—¡Robb! —gritó, buscando al chico mientras corría, mas se detuvo al verle abrazado a su madre. Les veía borrosos por las lágrimas que llevaban un rato deslizándose por sus pómulos. Los dos pelirrojos se separaron y Catelyn le hizo un gesto para que se acercara y les abrazó a ambos.

—Voy a hacérselo pagar, los mataré a todos —expresó el chico entrecortadamente, Gwendoline le dio un apretón a la mano que había unido con la suya, diciéndole que estaba completamente de acuerdo con él.

—Aún tienen a las chicas, tenemos que salvarlas —les contradijo la mujer.


Gwendoline se encontraba en su tienda junto a Robb. Mera y Viento Gris tumbados a los pies de la cama. Ella y Robb sentados en el suelo mientras hablaban.

—Tenía pensado que nos casaramos cuando recuperáramos a mi padre. Creo que ahora no tendremos que esperar —Gwendoline le dio un suave apretón a la mano que tenía entre las suyas.

—No tenemos que hacerlo todavía, podemos esperar —le aseguró, el dolor por la pérdida de Ned aún estaba muy presente.

—Pero no quiero esperar, quiero que seas mi esposa de una vez por todas —le contestó él antes de besarla.

Gwendoline sonrió.

—Está bien.

—El único problema es que no podemos celebrar la boda según los dioses antiguos. No hay Arcianos tan al sur —la chica perdió la sonrisa—. Pero podemos casarnos por los dioses nuevos.

—Con una condición.

—¿Cual?

—Cuando regresemos a Invernalia nos casaremos en el bosque de Arcianos, junto al estanque —Robb sonrió asintiendo y volvieron a besarse. La chica había puesto la condición por dos razones: Porque quería casarse como era debido, con los dioses de sus padres, y porque aquel árbol de hojas rojas había sido el primer testigo de su amor.

Gwendoline se encontraba sentada junto a Catelyn. Robb y sus hombres discutían que debían hacer a continuación. Todo el dialogo acabó con un discurso de Lord Umber diciendo que los sureños no reinaban en el norte y que al único que seguiría sería al Rey en el Norte, refiriéndose a Robb. Luego se arrodilló frente al Stark para ofrecerle su espada. Le siguió otro hombre y luego Theon, hasta que todos los hombres que se encontraban en la estancia proclamaron al Rey en el Norte.

La chica se fijó en Catelyn que observaba a su hijo con orgullo. Le agarró una mano con fuerza como muestra de apoyo. La mano de la mujer temblaba considerablemente y Gwendoline sabía que era por todas las emociones que estaba sintiendo. Emoción, orgullo y luto.

La Rosa De Invierno - Robb Stark-Where stories live. Discover now