No dude ni un segundo en responder.

―Si.

Nos acercamos a la pequeña mesa, tomé el bolígrafo para luego comenzar a dejar mi firma en los lugares correspondientes. Cuando terminé, logré respirar hondo porque estaba firmando por mi libertad, por mis ganas de seguir viviendo y mi salud mental. 

―Bienvenida a la familia Prenttys ― Dijo Cata para luego abrazarme con fuerza.

Lydia bajó corriendo de las escaleras para luego unirse al abrazo, creo que mi nueva familia era más que hermosa y que aquí sería más feliz de lo que pensaba.

Luego de nuestro enorme abrazo las tres caminamos hacia el auto mientras reíamos y planeábamos las cosas que haríamos las tres juntas. Durante el viaje escuchamos música y juramos mandarle un texto a Cata cuando quisiéramos irnos de la fiesta.

El auto se estaciono en frente de una mansión grandísima de color blanca, con un gran patio lleno de flores y esculturas de yeso. Ambas bajamos del auto para luego recibir un beso de Cata.

Nos acercamos hacia la puerta para luego de breves minutos ser recibida por Zac. El vestía una camisa color vino desabrochada en los primeros botones y unos jeans negros.

―Me alegra que hayan venido ― Exclamó él mientras nos dejaba entrar a la mansión.

Cuando logré ver el interior de esta realmente me pego la pobreza en la cara, era más que hermosa, era una obra de arte. Cuadros colgados por todas las paredes, luces extravagantes y música a todo volumen.

―Cleo ― Nombro Zac acercándose a mi oído por que la música no te dejaba ni escuchar tu propia voz ―¿Puedes subir a la habitación de mi hermano y traer las llaves de su auto? Hace falta más cerveza.

―Claro ― Conteste para luego con inseguridad subir las enormes escaleras llenas de gente.

Cuando me quedé en medio de varios pasillos comencé a pensar que me había perdido, pero cuando encontré una de las puertas media abierta con la palma de mi mano la abrí. Me encontré con una habitación demasiado ordenada, paredes de color blanco, una cama matrimonial con ropa encima, unos cuantos muebles y un cuarto de baño.

Comencé a buscar en silencio la llave, pero parecía no estar aquí cuando pensé que se podría encontrar en el baño. Al entrar al cuarto de baño en este había mucho vapor así que alguien recientemente se había bañado.

Vi las llaves encima del lavamanos, fue cuando las tomé y justo cuando estaba por salir me vi sorprendida por una figura masculina. Al alzar mi vista me encontré con un chico mucho más alto que yo de cabello castaño oscuro y ojos verdes el cual no iba vestido simplemente tenía una toalla que cubría su zona baja.

―¿Se te perdió algo? ― Pregunto sonriendo de lado ―No recuerdo haberme acostado contigo ― Agrego mirándome de arriba abajo como si fuera un pedazo de carne. 

Pero si será idiota ese sujeto.

―Zac me mandó a buscar unas llaves ― Contesté moviendo las llaves que se encontraba en mis manos.

Este sujeto se acercó hacia mí y me las quito.

―Si, las llaves de mi auto ― Contestó imitando mi acción con las llaves.

Cuando intente marcharme del cuarto del baño este se interpuso entre la puerta de este obligándome a mirarlo fijamente.

―¿Acaso no tienes nombre? ― Pregunto riendo.

―Cleo Collins.

―Christian Powell. 

NOTA DE LA AUTORA : Ayyyyyy Cleo y Christian 🥰 

Nos leemos luego. 

Un Saludo. 

Milagros Piris

 

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