◆CAPITULO 2◆

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Cleo. 

Había pasado la noche en la casa de Lydia y aunque tenía miedo hasta de salir de la habitación, pero la intensidad de Catalina y Lydia para que saliera, aunque fuera a desayunar me terminó ganando.

La casa de mi amiga era la más grande y lujosa de nuestro vecindario, era hermosa de arriba abajo. Catalina era una madre soltera, pero una de las abogadas más reconocidas de la ciudad.

Catalina era una mujer de cabello castaño y ojos verdes, siempre tenía el cabello suelto, ropa elegante y delicado pero hermoso maquillaje. En cambio, Lydia era bastante diferente a su madre, cabello negro, ojos celestes y siempre que podía iba vestida como si fuera algún tipo de desfile de moda.

―Lydia me contó que hoy tienen una fiesta ― Comentó Cata mientras comía su medialuna.

Lydia pienso matarte.

―No tenía pensado ir ― Conteste jugando con el tenedor ya que no tenía ni apetito.

―Deberían ir, las fiestas despejan la mente ― Agregó Cata divertida.

―Es que no tengo nada que ponerme y los ánimos no me ayudan ― Respondí mirándola a los ojos.

―De la ropa no te preocupes y de los ánimos tampoco que una vez en la fiesta suben ― Respondió haciendo un guiño. 

Luego del desayuno Cata se fue ya que tenía que buscar unos papeles súper importantes mientras que Lydia y yo pasamos el día corriendo por toda la casa mientras nos tomábamos fotos y hacíamos postres que habíamos visto en internet.

Cuando llegó la hora de prepararnos para la fiesta mi amiga me hizo subir a su habitación mostrándome el atuendo que usaría esta noche. Se trataba de un vestido blanco para nada ajustado junto a una chaqueta de cuero negra y unos borcegos del mismo color.

No chiste y me fui a cambiar directamente ya que el sentido de la moda de mi amiga era más que confiable. Cuando salí del cuarto de baño Lydia se quedó boquiabierta.

―Sabía que te iba a quedar perfecto ― Exclamó ella para luego llevarme a la rastra hacia su tocador.

En él me maquillo y me peino dejándome increíblemente hermosa. Hacía años que no me sentía linda al mirarme al espejo y ella en cuestión de minutos había logrado que no dejara de mirar mi reflejo.

Mi amiga se terminó de vestir, ella llevaba puesto un vestido negro pegado al cuerpo junto a unos borcegos negros y un saco color blanco. Al estar las dos listas ambas bajamos las enormes escaleras de la gigante casa para encontrarnos con Cata la cual se veía rodeadas de papeles y bastante cansada.

―Ay pero mírense ― Exclamó ella emocionada ―Se ven hermosas.

―Cleo esta hermosa a que si mama ― Comento Lydia mientras me acomodaba el vestido.

―Te ves increíble cariño ― Contestó Cata mirándome fijamente ―Lydia ve por las llaves del auto que las voy a dejar en la fiesta ― Le pidió Cata.

Cuando Lydia abandonó la habitación Cata se puso de pie con unos cuantos papeles en la mano.

―Eres una joven fuerte y decidida ― Articulo seria ―Quiero que formes parte de mi familia porque te mereces tener una ― Agregó tomando mis manos con fuerza.

―Muchas gracias Cata ― Conteste nerviosa sin saber qué decir exactamente.

―Si firmas estos papeles me das el poder absoluto de tu tutela y ni ella ni él podrán volver a tocarte un pelo ― Me explico seria ―¿Quieres firmar?

MI BAJA AUTOESTIMA Y EL #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora